Juegos Olímpicos

Coronavirus

“Salí a entrenar y un hombre me persiguió en coche llamándome sinvergüenza”

Silvia Navarro, a portera de la selección de balonmano charla con Carolina Marín, Teresa Portela, María López, Tamara Echegoyen y Liliana Fernández sobre el confinamiento, los Juegos de Tokio, ser madre...

Alejandro Blanco, en la charla con Carolina Marín (bádminton), Teresa Portela (piragüismo), Tamara Echegoyen (vela), María López (hockey), Liliana Fernández (voley playa) y Silvia Navarro (balonmano)
Alejandro Blanco, en la charla con Carolina Marín (bádminton), Teresa Portela (piragüismo), Tamara Echegoyen (vela), María López (hockey), Liliana Fernández (voley playa) y Silvia Navarro (balonmano)COE

El deporte español vuelve a latir poco a poco, a diferentes ritmos, pero avanza y seis de sus mejores representantes se juntaron, a través de una videoconferencia promovida por el COE, para charlar sobre lo que ha sido el confinamiento, sobre el futuro y sobre sus diferentes problemas, que cambian de una a otra. Así, por ejemplo, María López, la jugadora de la selección de hockey hierba, ha visto cómo la búsqueda de un trabajo que pueda compatibilizar con su deporte queda aplazada junto a los Juegos: toca estar un año más centrada al cien por cien en el stick para llegar a tope a Tokio. Mientras, la veterana Silvia Navarro, la eterna portera de las guerreras de balonmano, a sus 41 años, estos días, se le ha pasado por la cabeza lo que será su vida después de las pistas. “Y no me ha gustado”, reconoce. “Voy a tener que prepararme y hacer un trabajo de cabeza impresionante”, prosigue antes de bromear: “Tengo la edad de los dinosaurios”. Silvia está en Gran Canaria, la liga se suspendió. “En principio parece que empezamos en agosto si las medidas son buenas”, dice. No ha parado de entrenar por su cuenta, pero una de las veces que lo hizo en la calle sufrió una mala experiencia: “Llegó el certificado para poner entrenar como deportista y como en las horas normales había mucha gente, decidí salir más tarde y lo hago sola, pero una vez me paró la policía nacional y otra un civil, un hombre me paró, me siguió casi un kilómetros con el coche, me llamó sinvergüenza y me sentí tan mal que me di la vuelta y me fui a casa. Los disculpo porque es desconocimiento”, dice la subcampeona del mundo el pasado diciembre.

Los Juegos y la maternidad

“Lo de Silvia de ver cómo iba a ser su vida tras el balonmano lo viví yo estando embarazada y creo que por eso no podía dejar de entrenar. Somos unas estresadas con el deporte”, interviene Liliana Fernández, jugadora de voley playa que en Tokio estará en sus terceros Juegos Olímpicos. “El aplazamiento hace que a nivel personal te planteas cosas: tengo un niño y me gustaría tener más, ya no sé si volver a ser mamá después de Tokio porque no sé si llegaré a París [2024, los siguientes Juegos]”, añade la valenciana, que en este confinamiento ha improvisado lo que ella llama voley-huerta en su jardín. Está en Tenerife. “Me sacaba mi marido, así que yo recibía y pegaba. Sigo entrenando la parte física en casa y hemos empezado esta mañana en la playa”, desvela. Su pareja deportiva, Elsa Baquerizo, está en Madrid y todavía no puede tocar balón.

Carolina Marín (bádminton), Teresa Portela (piragüismo), Tamara Echegoyen (vela), María López (hockey), Liliana Fernández (voley playa) y Silvia Navarro (balonmano) y Alejandro Blanco (presidente del COE) en la charla con periodistas
Carolina Marín (bádminton), Teresa Portela (piragüismo), Tamara Echegoyen (vela), María López (hockey), Liliana Fernández (voley playa) y Silvia Navarro (balonmano) y Alejandro Blanco (presidente del COE) en la charla con periodistasCOE

Para Liliana el aplazamiento de los Juegos fue un momento de tensión al principio, porque no habían parado casi y ya estaban lanzadas. Algo parecido le pasa a la piragüista Teresa Portela, que en Tokio busca su sexta participación olímpica, todo un récord. “Al principio sí lo pasé mal, me faltaban dos semanas para un campeonato en el que si ganaba iba a los Juegos. Tuve angustia”, admite la gallega. Con el aplazamiento de los Juegos, la situación mejoró. “Estoy en O Grove, entrenando diferente. En el agua empecé el 5 de mayo... Desde que empecé con 9 años es la primera vez que estoy dos meses sin remar”, admite. Ganadora de 15 medallas en Mundiales, en los Juegos ha llegado a ser cuarta. “Hay que insistir. Si no llegó la medalla hasta ahora quizá ha sido para que siga”, dice, a sus 38 años.

Tamara Echegoyen, campeona olímpica en vela en Londres 2012, también tiene, poco Liliana, el problema de la distancia porque su compañera Paula Barceló está en palma. Llevan un par de años juntas y ya son campeonas del mundo. Tamara considera que el tiempo extra les puede servir “para prepararse todavía mejor”, aunque ya lo estaban mucho. “Los deportistas tenemos la capacidad de ver las posibilidades en vez de los problemas. Tenemos cosas que hacer fuera y quedan siempre al final de la lista, pues le hemos dado la vuelta a la lista para trabajar esos puntos débiles. También llevaba once años sin parar y sin poder descansar o leer sin tener el estrés de ir a dormir pronto, ir al gimnasio...”, revela.

Igualmente, Carolina Marín, la campeona de todo en bádminton, mira con optimismo el año más que va a tener para prepararse para Tokio. “He pasado los peores meses de mi vida, no se lo deseo ni a mi peor enemiga. Por la situación personal que he tenido, estar con mi padre en el hospital [sufrió un grave accidente], he llegado a límites de emociones que en partidos de bádminton no llego... Emocionalmente he estado al límite, pero también por el confinamiento pude estar con mi padre. Para mí ha sido una suerte que aplazaran los Juegos, la situación de mi padre me estaba lastrando, me costaba, y ahora tengo más tranquilidad y tiempo”, admite, ya en Madrid, después de pasar el confinamiento en Huelva y con la mente en acudir al CAR de Sierra Nevada en diez días. Y remata la charla María López: “Fue duro ver que los Juegos se van a posponer después de estar este año entero volcadas físicamente. Y que se suspendiera la liga. Y ahora me da vueltas en la cabeza la incertidumbre, se habla de un rebrote en octubre... Pero lo bueno ha sido poder estar en Gijón estos meses con mi familia y que tenemos un año más para seguir mejorando”.