Tenis

Rafael Nadal

Nadal no para de crecer y peleará por su décimo tercer Roland Garros

Rafa derrotó a Schwartzman por 6-3, 6-3 y 7-6 . Después de un primer set durísimo, el español fue superior

Rafael Nadal of Spain tras ganar a Diego Schwartzman en el Roland Garros.
Rafael Nadal of Spain tras ganar a Diego Schwartzman en el Roland Garros.IAN LANGSDONEFE

Trece semifinales, trece victorias y, a la espera de lo que suceda el domingo, doce títulos. En otoño, con las nuevas bolas, con 16 grados, sin sol... Nadal está donde siempre. Se quitó de en medio a Diego Schwartzman con su partido más completo en París. Se impuso por 6-3, 6-3 y 7-6 (7/0) en tres horas y 9 minutos. Rafa dio otro paso al frente después rodarse durante cinco encuentros y de progresar con su victoria en cuartos ante Sinner. Contrarrestó la mejor versión del argentino en el arranque y en el desenlace. En el nudo del partido se mostró superior a un jugador que saldrá de París dentro del top 10 y que se ha convertido en las últimas semanas en un enemigo de cuidado.

El comienzo fue asfixiante. Casi un cuarto de hora para resolver el primer juego, más de una hora para que Rafa se apuntara la primera manga con sólo nueve games disputados, más de siete minutos para apuntarse cada juego... agotador. Y si Rafa dio el primer paso al frente fue por valentía y agresividad. Fue atrevido y encontró premio. Acabó con 16 golpes ganadores en el set y con un pleno de bolas de break. Tuvo dos oportunidades y aprovechó las dos. Y es que hubo opciones de ruptura en los cuatro primeros juegos. Los saques no mandaban. Es el flanco más débil de Schwartzman y Rafa necesitaba calentar. El español salvó las que tuvo en contra por pura constancia. Su ritmo de juego en la Philippe Chatrier no entiende de medios tiempos. Pam, pam, pam, pam... Siempre constante, no se puede aflojar un segundo. No hay tregua. Intercambios de 28, de 26, de 22 golpes. Rafa trató de acortar los puntos y la fórmula le funcionó cuando el partido empezó a rodar. A diferencia de lo que sucedió en los cuartos de Roma, Nadal se echó hacia delante, no se dejó dominar. No permitió que el argentino se encontrara cómodo en ningún momento. Los dos pasos al frente le dieron el primer set.

El partido ante Sinner y las dificultades que planteó el italiano fueron el mejor impulso para empezar a ganar la semifinal. Schwartzman dio un pequeño paso atrás en el segundo set y se tradujó en otra bola de break para Rafa. Tres de tres. Nadal no era el del Foro Itálico y el argentino tampoco. Las tres horas más en pista para alcanzar las semifinales empezaron a notarse mediado el segundo parcial. El “Peque” no tenía la marcha que mostró ante Thiem. En el sexto juego, el español neutralizó un 0-30. Dispuso de tres bolas de break en el séptimo. No las aprovechó, pero fue el aviso de que Nadal no iba a dejar de apretar y a la mínima... Y eso sucedió en el noveno. Primera oportunidad para cerrar la segunda manga y otro paso para dominar la semifinal con autoridad.

Schwartzman no hacía daño con su revés, cada vez le costaba más dominar los puntos y el saque de Rafa funcionó. El salto de calidad del argentino en las últimas semanas estaba en su cabeza, pero si algo ha hecho y hace grande al rival que tenía enfrente es precisamente eso. La fortaleza mental del español está en París a la altura de su frescura física. Y eso es mucho. Con Nadal pletórico en lo físico, con un plan de partido bien trazado dan lo mismo las fechas, que la bola bote más o menos o las condiciones climatológicas. En el parón entre el segundo y tercer set y después de pasar por el vestuario, Rafa conversó relajadamente unos segundos con la juez de silla. Era la señal de que las cosas marchaban por el buen camino.

Schwartzman empezó a sufrir un calvario alcanzadas las dos horas. Pesaba el tiempo en pista y sobre todo el que se sentía dominado. Moyá sonreía en el palco. Dio igual que el argentino lograra un break y dispusiera de saque para regresar al partido. Lo que podía haber sido un tres iguales se convirtió en dos juegos de ventaja para Rafa, pero... En una situación límite el argentino no dejó de pelear. Recuperó la agresividad, decidió pegarlo todo y actuar como hizo en los mejores momentos ante Thiem. Rafa reculó, sufrió como en sus mejores días y fue capaz de sobrevivir para alcanzar el tie break. Ahí ya no cometió errores. Schwartzman se quedó sin argumentos, los fallos llegaron de su raqueta y Rafa volverá a jugar su final.