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Thiem deja a Djokovic sin récord y espera en la final de la Copa Masters a Nadal o Medvedev

El austriaco remonta un 4-0 en el tie break decisivo para imponerse por 7-5, 6-7 (10/12) y 7-6 (7/5). Pero es que el serbio lehabía levantado cuatro pelotas de partido en el segundo set

Dominic Thiem, preparado para golpear con su poderoso revés en la semifinal de la Copa Masters ante Djokovic
Dominic Thiem, preparado para golpear con su poderoso revés en la semifinal de la Copa Masters ante DjokovicANDY RAINEFE

Dominic Thiem salió vencedor de un partido espectacular y dejó a Djokovic fuera de la pelea por conquistar su sexta Copa Masters e igualar el récord de Roger Federer. Fue una tarde de tenis y de tensión en la que el austriaco lo vio ganado primero y perdido después, para resurgir cuando ya parecía que Nole había impuesto su ley (7-5, 6-7 [10/12] y 7-6 [7/5]) Una semifinal jugada al límite. Al detalle y con dos tie breaks en el segundo y el tercer set en los que se demostró que hasta los mejores se ponen nerviosos. La cuestión a veces es cómo saber manejar esos momentos calientes, cómo hacer que la cabeza no dé mil vueltas a la situación y tenerla focalizada en la pista. Un error de más que en otro duelo podía haber sido una anécdota, en este tenía el peligro de ser letal. El número uno del mundo contra el número tres, cara a cara. Los dos finalistas del Abierto de Australia, con el austriaco con la moral por las nubes tras haber podido con Nadal en la fase de grupos y el serbio con algunas dudas. Pero de Nole no hay que fiarse nunca, y menos en pistas como la del O2 Arena, dura y bajo techo. Como no las tenía todas consigo Djokovic, quiso que el partido se moviera a bajas revoluciones. No entró a la guerra dura y jugó mucha pelotas al centro para que fuera su oponente quien arriesgara. Se le dispararon un poco los errores no forzados a Thiem y el choque avanzaba sin opciones para ninguno al resto, con apenas un 0-30 para cada uno y, eso sí, con un buen puñado de puntos fantásticos, como el que acabó el austriaco con un globo ante el que su oponente no tuvo más remedio que aplaudir. El destino del set parecía un desempate, pero los detalles... ¡Ay los detalles!, pensará Djokovic, que en el undécimo juego no supo gestionar las dificultades. Thiem encontró su derecha con más facilidad en ese momento, y se animó sacando el puño fuera, en dirección a su banquillo, y colocó un par de pelotas a las esquinas, para generarse la posibilidad de ruptura, que Nole intentó solventar con una subida a la red. Su rival lo vio y con un gran revés le colocó la pelota en los pies y al serbio se le enredó en las cuerdas. No pasó.

Ya tenía el primer parcial el número tres, pero sabía que el tenista que hay al otro lado de la red es difícil que se rompa mentalmente. Amagó con hacerlo al principio. Djokovic ponía esa cara de estar desesperado, de no saber muy bien qué hacer, pero esta vez el austriaco no lo aprovechó. Si le hubiera hecho el break iba lanzado ya a por el triunfo. Pero resistió el serbio y apretó después, amagando también con la ruptura que no consiguió por un dedo a la primera y por la puntería de Thiem con el primer servicio después. Esta vez sí se llegó a un tie break que fue una locura con idas y venidas. Del 4-2 de Djokovic a la primera pelota de partido de Thiem, al resto. Un saque abierto de Djokovic lo solventó. El segundo punto de partido lo desperdició el austriaco ¡con una doble falta!, y además por mucho. Y de la tercera también se libró al resto el serbio y de la cuarta con una derecha a la línea. El número uno, por su parte, también había tenido una opción de set que le ganó Thiem siendo más decidido, pero la segunda no la perdonó. La apuesta de Novak en esos momentos delicados fue jugar a pasar bolas, sin correr riesgos, manejando la tensión del rival. Le salió bien.

La ventaja moral había cambiado y faltaba por ver si el austriaco tendría reacción al palo sufrido. Un juego en blanco de comienzo sirvió como respuesta. Seguía habiendo partido en un tercer set de esos en los que la táctica ya es secundaria, porque deja paso a las fuerzas y a la gestión de los nervios. El nivel de energía de ambos tenistas seguía con reservas y los servicios pasaron a dominar la situación, a la espera de las oportunidades, de colarse por el hueco que le dejara el rival. Jugaba más agresivo que antes Djokovic, pero en la red no estuvo fino, entre otras cosas porque la pelota le venía muy fuerte. Y parecía sereno en sus gestos, pero se terminó enfadando, gritando poseído, por un resto que mandó fuera. Es su especialidad, pero no conseguía poner la pelota en los pies del rival, como suele. No llegaron esas opciones por ningún lado, por tanto el partido se decidió a vida o muerte en otro tie break taquicárdico. Thiem parecía más justo, pero resistió hasta ahí y se trataba de un último esfuerzo. Comenzó con una doble falta que le hizo mucho daño porque en un momento, el número uno ya estaba 4-0. Quien más, quien menos pensó: “Ya está”. Pero no... El austriaco demostró la casta y la valentía que tiene. Si había llegado tan lejos no podía terminar así. Fue remontando: un revés espectacular por aquí, con mucho riesgo, un saque, la resistencia a los tiros a la línea que le venían del serbio... Y otra vez se puso ante la hora de la verdad: del 0-4 al 6-4. Pocos pueden presumir de conseguir eso contra Nole. Le faltaba cerrar. Primero no pudo hacerlo con el resto, pero por fin lo logró tras un saque y una derecha paralela que por fin rindió al serbio.