Real Madrid

Real Madrid

El gatillazo de los zidanólogos

O mucho me equivoco o este tío marcará una época en el Madrid al más puro estilo Villalonga o Miguel Muñoz

Zidane aconseja a Rodrygo antes de saltar al césped en el derbi
Zidane aconseja a Rodrygo antes de saltar al césped en el derbiChema MoyaEFE

El 25 de octubre, prácticamente anteayer, escribí en este enorme hueco que pone semanalmente a mi disposición Paco Marhuenda un artículo titulado «Zidane es mucho Zidane». Me llevaba metafóricamente, bueno, y no tan metafóricamente, las manos a la cabeza al ver la fatua mediática decretada contra el marsellés. Alucinaba viendo cómo se daba por muerto a un tipo que en los poco más de cuatro años que lleva al frente del Real Madrid sumando primera y segunda etapa ha logrado tres Copas de Europa. Un récord que no creo que me equivoque si afirmo solemnemente que nunca nadie batirá. Es casi física y metafísicamente imposible ganar más en menos años. A estas tres Orejonas hay que añadir las dos Ligas que se ha metido entre pecho y espalda en el mismo periodo.

No sólo es el míster número 1 de la Champions –Ancelotti y el gran Bob Paisley le igualan, pero lo suyo tardó más tiempo– sino que, además, atesora en su palmarés dos Supercopas de Europa y tres Mundialitos. En fin, un entrenador de leyenda y con cuerda para rato porque tiene tan sólo 48 años.

Ese Guardiola que mea colonia de Christian Dior y que tanto mola a los periodistas, especialmente si son progres, cuenta en 11 años de carrera con dos Copas de Europa, las mismas Supercopas y un Mundialito menos. Vamos, que su palmarés es peor que el de Zidane en términos absolutos y, obviamente, relativos. Si nos atenemos a las frías estadísticas estaríamos hablando del mejor entrenador de todos los tiempos, ligeramente por encima de ese mito inglés llamado Bob Paisley. El problema es que estamos ante un personaje ensimismado, enfermizamente tímido, casero, familiar, que detesta el peloteo y que no es de los que van haciendo groupies entre la clase periodística. Cultiva el producto Zinedine Zidane entre cero y nada. Si lo hiciera se habrían escrito tropecientas hagiografías, los jóvenes llevarían camisetas con su rostro y las casas comerciales se lo rifarían, y eso que él va servido con un contrato vitalicio con Adidas y otros que tiene suscritos con empresas como France Telecom y Audi.

Volví a estremecerme hace exactamente 13 días cuando tras el fiasco de Ucrania, todos los medios le daban por sentenciado. Juraban y perjuraban que le quedaban pocas horas en el banquillo merengue. Pero olvidaron que este tipo tiene una flor en salva sea la parte, que es un entrenadorazo y que los jugadores están, como me recalcó un peso pesado, «al 120 por ciento» con él. Y en este caso el orden de los factores no altera el producto. Los mismos que le daban por muerto le otorgaron una última oportunidad frente al Sevilla y, superada ésta, otra tercera en el derbi. Como pitonisos no tienen parangón, como sabios del balón, menos aún. Dejémosle trabajar. Aun a sabiendas de que lo más probable es que este año no se gane nada porque no hay equipo. Se fue un tal Cristiano que metía cincuenta y tantos goles por temporada y vinieron o volvieron Jovic, Vinicius, Rodrygo, Mayoral y Mariano. Es verdad que también hay un fuera de serie llamado Eden Hazard, el inconveniente es que se ha pasado más tiempo en la enfermería que sobre el césped. No es fácil reemplazar a CR7, pero tampoco lo sería hacerlo con El Calvo de Oro. O mucho me equivoco o este tío marcará una época en el Madrid al más puro estilo Villalonga o Miguel Muñoz. Esto no ha hecho más que empezar... si le dejan hacer y le fichan más zidanes y menos pavones. Y, mientras tanto, los zidanólogos del gatillazo que hagan lo que Maradona aconsejó en cierta ocasión a sus críticos. Pues eso.