Ciclismo
“Me estaba ahogando con mi propia sangre”. Fabio Jakobsen habla por primera vez del accidente que casi le cuesta la vida
El ciclista holandés chocó contra las vallas al ser empujado por su compatriota Groenewegen en la primera etapa de la Vuelta a Polonia
Fabio Jakobsen sufrió una brutal caída el pasado 5 de agosto en la primera etapa de la Vuelta a Polonia al chocar contra las vallas empujado por su compatriota Dylan Groenewegen. Jakobsen estuvo en coma y desde entonces se ha dedicado a su rehabilitación y sus únicas apariciones en público han sido a través de las redes sociales.
Ahora ha concedido una entrevista al medio holandés “AD” en la que explica cómo vivió su accidente y todo lo que llegó después. “Recuerdo que estaba de buen humor durante la carrera y que entré en el último kilómetro justo detrás de mis compañeros Florian Senechal y Davide Ballerini. Eso es lo último que recuerdo, todo lo que pasó después está en blanco”, explica el corredor del equipo DeCeuninck.
El accidente ha desaparecido de la memoria de Jakobsen, pero después sí le han contado la inestimable ayuda que recibió de su compañero Senechal. “Tiró la bicicleta contra una valla y corrió en mi ayuda. Había sangre por todas partes. Florian notó que me estaba ahogando en mi propia sangre. No podía moverme, vio el pánico en mis ojos. En un acto reflejo, levantó un poco mi cabeza para que la sangre pudiera salir de mi boca y mi garganta”, explica.
También agradece Jakobsen la ayuda involuntaria del oficial de la UCI contra el que chocó. “Estaba filmando detrás de una barrera y actuó como un amortiguador humano. Si él no hubiera estado allí, habría golpeado la barrera de meta con fuerza y probablemente ahora no estaría aquí contando esta historia”, cuenta.
Al llegar al hospital le indujeron el coma y la primera visión que tuvo al despertar fue a su novia, sus padres, su hermana y la psicóloga del equipo, que lo rodeaban al pie de la cama con trajes de aislamiento contra el Covid-19.
Al despertar, Jakobsen se sintió morir varias veces. “Me costaba respirar, temía asfixiarme por la cánula, pero también por los pulmones contusionados. Pensaba: esto es todo, me muero. Eso sucedió cincuenta o cien veces. Tenía verdadero miedo a morir”, explica. Incluso recibió la visita de un sacerdote. “Estaba preparándome un lugar en el cielo”, dice.
La colección de lesiones que sufrió es amplia: “Contusión cerebral, cráneo fracturado, nariz rota, paladar roto y desgarrado. He perdido diez dientes y partes de mi mandíbula desaparecieron. Sufrí cortes en mi cara y un gran corte en mi aurícula, tengo el pulgar roto, contusión de hombro, contusión pulmonar y un golpe en el nervio de las cuerdas vocales”.
Jakobsen ya ha vuelto a montar en bicicleta y piensa en su regreso como una realidad, pero aún tendrá que volver a pasar por el quirófano para reconstruir su dentadura.
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