Atlético de Madrid

Fútbol

Demarraje sobre la bocina del Atlético ante el Alavés (1-2)

Un gol de Luis Suárez en el último minuto refuerza el liderato del Atlético a costa de un Alavés muy meritorio, que logró empatar estando en inferioridad numérica

Los jugadores del Atlético felicitan a Luis Suárez, autor del gol de la victoria ante el Alavés
Los jugadores del Atlético felicitan a Luis Suárez, autor del gol de la victoria ante el AlavésVINCENT WESTREUTERS

El primer mandamiento del cholismo, no regalar, se había incumplido en la tarde vitoriana, que transcurría con placidez hacia otra victoria del líder, y a Simeone se lo llevaban los demonios. En ventaja desde el borde del descanso y en superioridad numérica en la media hora final, un risible autogol de Felipe tenía el partido empatado sobrepasado el minuto 89. Dos puntos de ventaja que se le iban sin remisión al Atlético hasta que dos relevos y un goleador de tronío, Luis Suárez, deshicieron el entuerto... cuatro días después de que el Barcelona se dejase otro jirón de piel por un penalti fallado por Braithwaite.

Hay que reconocerle a Pablo Machín que su alineación sorprendió, sin que esto signifique que la sorpresa sea algo necesariamente bueno, puesto que volatilizó a sus pareja de delanteros titulares, Joselu y Lucas Pérez. Esperaba el técnico soriano desgastar a su rival para rematarlo en la segunda mitad pero fue el burlador burlado, pues los dos gallegos saltaron al campo en desventaja contable y numérica. No es un hombre con suerte el técnico castellano o puede también que tenga algunas ideas de bombero.

El caso es que el partido caminaba hacia el descanso sin novedad, un puro narcótico, hasta que el Atlético le cobró «cash» al Alavés su primer fallo con ese admirable espíritu usurero que adorna al equipo de Simeone. Mal pase atrás de Manu García, robo de Suárez que entrega a Llorente, cuya carrera no puede detener Jota ni con un agarrón y zurdazo del polivalente jugador que entra tras tocar en Laguardia. Un seguidor madridista e incluso un observador imparcial podrían aducir que el castigo era demasiado severo para los vitorianos, sí, pero así de dura es la vida del modesto.

De hecho, la desigualdad –digamos– social de la Liga quedó más patente todavía en la siguiente acción crítica del partido. Con Carrasco amonestado, Martínez Munuera pasó por alto una falta que podría haberle costado, o no, la segunda amonestación. Sigan, sigan. Al cuarto de hora de la segunda parte, Laguardia trabó a Lemar al borde del área en una acción que podía costarle, o no, la roja directa. A la calle. ¿Dos jugadas mal juzgadas? No. Dos jugadas juzgadas bajo el injusto criterio del color de la camiseta. Lo de siempre.

Con diez pero con Joselu y Lucas Pérez en el césped, logró el Alavés empatar después de que Luis Suárez errase el 0-2 tras un pase primoroso de Carrasca y de que Lejeune cabecease al palo en el primer aviso local. A falta de cinco minutos, Felipe interrumpió una combinación entre los dos atacantes gallegos con un despeje impropio de Primera que entró por la escuadra de Oblak y en ese momento de zozobra ante la oportunidad a punto de esfumarse apareció el excelso fondo de armario de la plantilla colchonera. Combinación mágica entre dos sustitutos, Saúl y Joao Félix, que termina entre las mallas de Pacheco tras ofrenda del portugués a Luis Suárez.