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Atlético de Madrid-Celta: Luis Suárez no puede con todo

El uruguayo marcó dos goles para dar la vuelta al marcador, pero no pudo evitar que el Celta empatara en los últimos instantes con gol de Ferreyra

Ferreyra celebra el gol del empate del Celta JuanJo MartínEFE

Hay días que amanecen torcidos, como el lunes del Atlético, un día en el que nada encajaba. Ni la fecha del partido siquiera, un lunes tonto de febrero en el que el Atlético volvía a darse de frente contra el covid 19. Ahora son Lemar y Herrera, antes Hermoso y Carrasco y en el medio Dembélé y Joao Félix. Así, por la mañana temprano a Simeone se le dan la vuelta los planes y tiene que encajar a Lodi en una defensa de cinco, donde antes veía a Carrasco o a Saúl. Lo de Llorente en la derecha era decisión propia, como el estreno de Kondogbia como titular.

Nada encajaba en el comienzo para el Atlético, que se veía dominado por el Celta. Primero en el juego, con un control absoluto de la posesión, y más tarde en el marcador. El equipo de Simeone ha recuperado el poder en el juego aéreo en ataque, pero lo sufre en defensa. Le cuesta defender los centros al área desde los costados, como demostraron Negredo y Saponjic en Cádiz, y por ahí llegó el tanto del Celta. Centró Hugo Mallo, Felipe perdió la pista de Santi Mina y Giménez llegó tarde a tapar el remate del delantero gallego, que adelantaba a su equipo.

El Atlético no veía la pelota y tampoco imaginaba la manera de superar al Celta, que tampoco se arrimaba mucho a la portería de Oblak. Era un dominio teórico, pero una derrota real para el Atlético. La diferencia para el equipo rojiblanco es que ahora tiene un futbolista de esos que son capaces de cambiarlo todo en un momento.

Cuando todo está mal aparece Luis Suárez para que las cosas cambien de color. El uruguayo remató en el área pequeña una jugada que había iniciado Lodi al robar una pelota con el pecho y que terminó en un pase de Llorente desde el otro costado. Al árbitro le hicieron dudar desde el VAR y mientras esperaba con los jugadores del Celta preparados para sacar desde el centro del campo se escuchó un sonoro «vamos» desde la zona de suplentes del Atlético.

Suárez, otra vez, puso al Atlético por delante en otra jugada que comenzó con una recuperación –en esta ocasión fue Kondogbia– y que terminó en un costado con el pase de Lodi para el remate del uruguayo.

Para entonces Simeone ya había cambiado las cosas que no le convencían. Mantuvo a Llorente en la derecha, a pesar de que abandonó la idea de los tres centrales con la entrada de Torreira por Felipe. El central uruguayo estuvo sobrepasado por el partido, en defensa y en ataque. Cuando la pelota pasaba por sus pies parecía que lo hubieran rescatado de un partido de veteranos. Juega a otro ritmo muy diferente al que necesita el Atlético y tiene que pararse demasiadas veces a pensar.

Con la entrada de Torreira, Kondogbia ya tenía un compañero para aguantar al equipo y Koke y Saúl estaban más liberados para el ataque. Kondogbia se mostró eficaz en la recuperación y también en la distribución. Fue su zurda la que vio la llegada de Lodi por la izquierda en el segundo gol, pero la acción más celebrada por sus compañeros ocuirrió en su área.

Kondogbia llegó a tiempo de tapar un disparo de Iago Aspas en el área cuando ya sólo le quedaba liquidar a Oblak. Los jugadores del Atlético corrieron a felicitarlo, conscientes de que con esa decisión de tirarse al suelo para taponar a Aspas podía haberles salvado el partido. Sólo podía.

Luis Suárez había dado la vuelta al partido, pero solo no puede con todo. Y el Atlético sufre en defensa más de lo que debería. Cuando el partido se asomaba al final, el Celta aprovechó una pérdida de balón de Kondogbia para montar un contraataque que terminó Facundo Ferreyra en el área pequeña, donde tanto daño había hecho Suárez al equipo gallego.

Hay días que nacen torcidos y no son capaces de enderezarse, ni siquiera cuando tienes a Luis Suárez en tu equipo. No lo puede hacer todo.

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