Amenaza

Tensión en la Fórmula 1 tras un ataque con misiles a escasos kilómetros del circuito de Jeddah

Un misil lanzado por los rebeldes huties desde Yemen ha impactado en un depósito de combustible de la compañía Aramco en Jeddah, que desde este viernes acoge el Gran Premio de Arabia Saudí

Enorme incendio de las instalaciones de la petrolera Aramco, justo al lado del circuito de Jeddah, tras el ataque con misiles
Enorme incendio de las instalaciones de la petrolera Aramco, justo al lado del circuito de Jeddah, tras el ataque con misilesAHMED YOSRIREUTERS

La Fórmula 1 es un negocio que, en ocasiones, no muestra signos de humanidad en su gestión y en su devenir. Al menos, quienes lo dirigen. Desde hace dos décadas, este deporte visita escenarios cuyo régimen político suspende en el respeto a los derechos humanos, de género e incluso mantiene conflictos armados con países vecinos. Ocurre en Grandes Premios como el de China, Rusia (suspendido este año por la invasión de Ucrania) o los que se celebran en los Emiratos Árabes, donde algunas normas no resultan muy democráticas. Este fin de semana la F1 recala en Arabia Saudí, el mismo lugar donde el Dakar corre desde hace dos años y donde la seguridad no es la deseada. Ayer, un misil, atribuido al grupo rebelde Hutíes lanzado desde Yemen impactó en un depósito de combustible de la empresa pública petrolífera Aramco, que es uno de los patrocinadores de la F1. Y lo hizo a 20 kilómetros del circuito de Jeddah, justo cuando estaba terminando la primera sesión de entrenamientos libres. Desde el propio trazado urbano se podía ver la columna de humo y fuego provocada por el ataque terrorista. Enseguida se encendieron las alarmas entre los equipos y, sobre todo, entre los pilotos, que poco después se reunieron y exigieron a la organización de la carrera aclarar la situación y saber a qué se enfrentaban en las próximas horas. Las autoridades locales quisieron transmitir calma y desde el gobierno saudí insistieron en la idea de que seguir adelante con el evento era seguro. Algo sorprendente cuando un misil sobrevoló la zona del circuito y cayó a escasos 20 kilómetros. Pero también es sorprendente que la F1 no hubiera reaccionado con anterioridad, porque un ataque similar con misiles y del mismo grupo terrorista se produjo la semana pasada también en los alrededores de Jeddah, la segunda ciudad del país.

El presidente de la Federación Internacional, Mohammed Ben Sulayem (Dubai), y el promotor de la F1, Stefano Domenicalli (ex jefe de Ferrari en la etapa de Alonso), intentaron convencer a los equipos de que la seguridad estaba garantizada, algo que convenció a los responsables de las escuderías y no tanto a los pilotos. El más afectado en este sentido parecía Sergio Pérez, que fue de los primeros en manifestar su negativa a correr y salir cuanto antes del país. Un miedo que tuvo respuesta en el jefe de Red Bull, Helmut Marko, que afirmó que su piloto estaba asustado, pero que Arabia Saudí era, sólo, un poco más peligroso que México, país de origen de Pérez.

Credibilidad

El problema en este caso es que la credibilidad de las autoridades de Arabia Saudí es nula. En el circuito se comentó que fueron ocho los misiles lanzados desde Yemen, siete de los cuales fueron repelidos y uno impactó en las instalaciones petrolíferas. Hace apenas tres meses, el Rally Dakar vivió un episodio parecido con la explosión de una bomba en un coche de asistencia de un equipo participante. Aquello se silenció y, a día de hoy, el suceso no ha sido aclarado a pesar de las promesas realizadas. Hasta ahora la F1 se había enfrentado a otra clase de problemas, como los robos con violencia en Sao Paulo o la incertidumbre que generaron las primeras carreras en los emiratos árabes. Cerca de las 12 de la noche en Arabia Saudí, la organización, los jefes de equipo y los pilotos decidieron seguir adelante con el evento. El evento continuará como estaba previsto a pesar de que la amenaza sobrevuela, literalmente, las cabezas de todos los que trabajan en la F-1.