Alpinismo

¿Se puede escalar el Everest midiendo 1,13 metros?

Un orfebre nepalí se quiere convertir en el alpinista más bajo de la historia en alcanzar la cumbre más alta del planeta

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El orfebre nepalí Sagar Bishwakarma Sunar mide 1,13 metros y padece varias malformaciones que le hacen caminar con dificultad. Aún así, aspira a romper estereotipos y convertirse en el hombre de menor estatura en escalar el Everest. Sunar, que camina encorvado y cuando se detiene sus talones se juntan y los pies apuntan hacia afuera, recuerda cómo desde su infancia veía cómo todos sus amigos crecían menos él. “Nunca he preguntado a los médicos el motivo”, reconoce Sunar, de 28 años. El joven es de origen muy humilde, se dedica al oficio de orfebrería que marca su casta y la tradición familiar, y tuvo que abandonar la escuela cuando tenía solo diez años.

Cansado de sentirse siempre inferior a los demás, el joven aspira ahora a conquistar la cima más alta del mundo, en una misión doble: inspirar a otros como él y decirles que las limitaciones físicas no son un impedimento para alcanzar sus sueños, y alcanzar un récord al convertirse en la persona de menor estatura en escalar el Everest. Intentará la hazaña el mes que viene, cuando se esperan las mejores condiciones meteorológicas para alcanzar la cima.

Bhishma Raj Bhattarai, un oficial del Departamento de Turismo, encargado de expedir los permisos de escalada, asegura que no tienen registro de ninguna otra persona con una estatura tan baja como la de Sunar que haya escalado los 8.848,86 metros del Everest. “Le hemos deseado éxito”, apuntó el funcionario. Sunar abandonó Katmandú el pasado martes y voló hacia Lukla, la puerta de entrada al Everest.

Una vida llena de dificultades

Nacido en el distrito de Kaski, a unos 200 kilómetros al oeste de Katmandú cerca del punto turístico de Pokhara, Sunar quiere difundir el mensaje de que todos deberían tener los mismos derechos y oportunidades, sin importar las limitaciones personales. “No contamos con infraestructuras adaptadas a los discapacitados. La gente nos trata de manera diferente”, lamentó el joven orfebre, que subrayó que quiere probarse a sí mismo que puede “hacer lo mismo que el resto”. “Al escalar el Everest, quiero mostrarle al mundo que nada es imposible si hay determinación y perseverancia”, remarcó, y anunció que también quiere establecer una fundación para apoyar a las personas con discapacidades físicas y discriminadas por la sociedad.

En diciembre de 2017, el Gobierno de Nepal llegó a cerrar las puertas del Everest a los discapacitados físicos, incluidos aquellos con doble amputación o ciegos, para evitar, dijeron, muertes en la montaña. Pero en junio de 2018 el Tribunal Supremo tumbó la decisión, al subrayar que la Constitución nepalí garantiza a todos los mismos derechos, prohibiendo cualquier tipo de discriminación.

En su camino de preparación hacia el Everest, Sunar escaló el pico Ramdung, de 5.925 metros. Como local el joven cuenta con la ventaja de que no tiene que hacer frente a los costosos permisos de escalada, que ascienden a 11.000 dólares en el caso de los extranjeros, mientras que un nepalí necesita pagar sólo 75.000 rupias (unos 625 dólares). Sin embargo debe hacer frente al resto de gastos de escalada, como porteadores, transporte, material de ascenso, una expedición que para un extranjero puede suponer un coste de entre 40.000 y 90.000 dólares, y que Sunar situó en su caso en 70.000 dólares. “El municipio de Madi, donde nací, me está financiando”, explicó Sunar. Además también recaudó fondos a través de una plataforma por Internet de financiación colectiva y de los nepalíes en la diáspora.

Aditya Bhusal, director de la compañía Himalayan Shepherds encargada de la expedición, detalló que Sunar recibirá entrenamiento durante un mes antes de lanzarse a conquistar la cima a finales de mayo. “Su atuendo y equipo de escalada han sido especialmente diseñados para él”, reveló.

Al igual que Sunar, este año hay otras expediciones que también buscan alcanzar el pico de la montaña más alta del mundo para reivindicar una causa, como es el caso del primer equipo formado únicamente por afroamericanos que aspira a conquistar la cima. “Creemos que nuestro proyecto alentará a las personas de color no solo a soñar en grande, sino simplemente a salir”, afirmó durante una conferencia de prensa a principios de este mes en Katmandú el estadounidense Philip Henderson, líder del equipo de once miembros.

Desde que el 29 de mayo de 1953 el tibetano Tenzing Norgay y el neozelandés Edmund Hillary escalaron por primera vez el Everest desde el lado nepalí, cerca de 7.000 montañeros han seguido sus pasos. La primavera pasada, a pesar de coincidir con uno de los peores momentos de la pandemia en Nepal, las autoridades del país del Himalaya emitieron un récord de 408 permisos para escalar la montaña más alta del mundo, aunque solo 163 de ellos alcanzaron la cima. En la presente temporada, que se prolonga hasta finales de mayo, se han concedido por ahora cerca de 300 permisos de escalada.