Deportes

El Equipo Olímpico de Refugiados, Premio Princesa de Asturias de los Deportes

El equipo está compuesto por 29 atletas originarios de 11 países

La Fundación y el Equipo Olímpico de Refugiados del Comité Olímpico Internacional (COI), creados para apoyar y ofrecer a los potenciales atletas de élite con el estatus de refugiados de las Naciones Unidas la oportunidad de clasificarse y participar en los Juegos Olímpicos, han sido distinguidos este miércoles con el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2022.

El Equipo Olímpico de Refugiados avalado por el COI y creado en 2015 compitió por primera vez en Río de Janeiro 2016 con la participación de diez deportistas que provenían de Etiopía, República Democrática del Congo, Siria y Sudán del Sur, que participaron en atletismo, judo y natación, una representación que se elevó a 29 atletas en Tokio 2020.

Ejemplo de valentía

El premio también recae sobre la Fundación Olímpica de Refugiados, creada en 2017 por el COI, en colaboración con ACNUR, con el compromiso de apoyar la protección y el desarrollo deportivo y personal de atletas desplazados, más allá de las citas olímpicas. Toman así el relevo de la nadadora Teresa Perales, la paralímpica más laureada de la historia, ganadora de 27 medallas en cinco juegos.

Quizás no ganaron ninguna medalla en los Juegos Olímpicos en Tokio, pero la determinación del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados – que ha tenido que superar mayores obstáculos que el resto de los atletas – llenó de esperanza a quienes observaban el evento alrededor del mundo. Además, esa determinación cuestionó los prejuicios y las percepciones erróneas que se tienen con respecto a 82,4 millones de personas desplazadas por la fuerza.

Aunque nació con vocación de desaparecer, los avatares de la política internacional prolongaron su existencia hasta los Juegos de Tokio 2020 y el COI ya ha anunciado que habrá un equipo de refugiados en París 2024 y también en los Juegos de la Juventud de Dakar 2026.

Diez deportistas de Etiopía, Sudán del Sur, Siria y la República Democrática del Congo que tuvieron que huir de sus países y buscar refugio en otras geografías formaron la primera selección, la que acudió a los Juegos de Río.

Estos son los nombres de aquellos pioneros: los atletas Yiech Pur Biel, que corrió los 800 metros, James Nyang Chiengjiek (400), Paolo Amotun Lokoro (1.500),Anjelina Nada Lohalith (1.500) y Rose Nathike Lokonyen (800), todo ellos huidos de Sudán del Sur y residentes en Kenia; los nadadores sirios Rami Anis, que huyó a Bélgica para evitar ser llamado al ejército, y Yusra Mardini, que llegó a Berlín tras dejar Damasco y cruzar el Mediterráneo en patera; el maratonista etíope Yonas Kinde, residente en Luxemburgo; y los refugiados en Brasil, ambos judocas, Yolande Bukasa Mabika y Popole Misenga, de la República Democrática del Congo.

Thomas Bach dijo que con su participación en los Juegos este grupo enviaba un mensaje de esperanza a todos los refugiados del mundo y, entre ellos, a los deportistas “que no tienen país, ni equipo, ni bandera”.

Un historia que conmocionó al mundo

Lahistoria de Yusra Mardini conmocionó al mundo de manera particular.En 2012 ya participó en los campeonatos del mundo de piscina corta, pero su carrera deportiva, su casa, su centro de entrenamiento y su vida quedaron destruidos por la guerra en Siria.

En 2015 huyó junto con su hermana Sara al Líbano, y luego a Turquía, donde se subió a un embarcación con otros 18 emigrantes, rumbo a las costas de Grecia. La barca, pensada para transportar a seis personas, comenzó a hacer agua. El motor se paró en mitad del Egeo. Entre los ocupantes, solo Yusra, su hermana y otros dos ocupantes sabían nadar.

Se lanzaron al mar y desde allí estuvieron achicando agua durante tres horas hasta que el motor volvió a funcionar. Lograron llegar a la isla de Lesbos con vida.

La huida de las hermanas Mardini no terminó ahí, sino que continuó a través del continente europeo hasta que ambas se instalaron en Berlín en septiembre de 2015. Yusra reanudó pronto sus entrenamientos en la piscina.

29 valientes

En Tokio 2020 el equipo se amplió hasta las 29 personas. El programa de becas del COI, Solidaridad Olímpica, creó un programa específico de ayudas que ayudó a 56 potenciales deportistas olímpicos de 13 países, de los que salió la selección final. Yusra Mardini estuvo de nuevo en el grupo.

Refugiados de Eritrea, Venezuela, Afganistán e Irán, entre otros países, se unieron al equipo, que compite bajo bandera olímpica y en la ceremonia inaugural de los Juegos desfila en segundo lugar, solo después de Grecia, el país cuna de la competición.

El Premio Princesa de Asturias de los Deportes se concede a “las trayectorias que por medio del fomento, desarrollo y perfeccionamiento del deporte y a través de la solidaridad y el compromiso, se hayan convertido en un ejemplo de las posibilidades que la práctica deportiva conlleva en beneficio de los seres humanos”.

En ediciones anteriores el galardón ha recaído, entre otros, sobre la esquiadora estadounidense Lindsey Vonn; la selección masculina de rugby de Nueva Zelanda; el triatleta Javier Gómez Noya, los hermanos y jugadores de baloncesto Pau y Marc Gasol; el Maratón de Nueva York, la selección española de fútbol, el tenista Rafa Nadal o los pilotos de Fórmula Uno Michael Schumacher y Fernando Alonso.

Este es el cuarto premio en concederse en esta edición tras los otorgados a la cantaora Carmen Linares y la bailaora y coreógrafa María Pagés (Artes), al periodista polaco Adam Michnik (Comunicación) y al arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma (Ciencias Sociales).

Tras el de Deportes aún quedarán por fallarse los galardones de Letras (1 de junio), Cooperación Internacional (9 de junio), Investigación Científica y Técnica (15 de junio) y Concordia (23 de junio).