Velocidad

La jamaicana Shericka Jackson gana los 200 metros y se acerca al inabordable récord de Griffith

Shelly-Ann Fraser-Pryce, la eterna campeona de los 100, logra la plata en el doble hectómetro. El bronce, para la británica Dina Asher-Smith

La jamaiquina Sericka Jackson, medalla de oro en 200 metros en el Mundial de Eugene
La jamaiquina Sericka Jackson, medalla de oro en 200 metros en el Mundial de EugeneAlberto EstevezAgencia EFE

“No soy una velocista”, decía hasta hace poco Shericka Jackson, la jamaicana medallista de bronce en 400 metros hace unos años en Mundiales y Juegos Olímpicos; la mujer que logró contradecirse a sí misma...

No me gusta correr. Es muy difícil y cada vez que lo hago siento mucho dolor”, llegó a admitir Jackson.

Y otra frase suya que recoge olympics.com: “Cuando estaba en la escuela primaria era muy lenta. Nunca gané nada ni estuve entre las tres primeras”.

Pues Shericka Jackson, la que no ganó nada de cría, la que no es velocista, a la que no le gusta correr, es la nueva campeona del mundo de 200 metros. Y no lo es de cualquier manera, porque su marca lleva a otros tiempos. Paró el reloj en 21.45, el segundo mejor registro de la historia, sólo por delante de los sospechosos 21.34 que Florence Griffith logró en 1988 y que hasta hace poco era impensable siquiera pensar en acercarse a ellos.

Allí rozándolos está Shericka Jackson, que ya había sido bronce en los 100 y que en realidad, con lo que había demostrado las últimas semanas y en las rondas previas, era la favorita en unos 200 metros con todas las miradas puestas de nuevo en Jamaica. ¿Repetirían el triplete? Presentaron a Jackson y casi miraba al suelo. Nada que ver con Shelly-Ann Fraser-Pryce, la campeona del hectómetro en Eugene por quinta vez en un Mundial, eterna, que esta vez eligió la peluca rosa para competir y se ríe y se ríe y mira y saluda a la cámara. Es ella la primera que toma la iniciativa después del disparo. En cuanto empieza la carrera, se acaba la sonrisa y a la veterana velocista parece que los ojos se le van a salir de las órbitas, con los carrillos hinchados. Pero llega la recta y ve como su compatriota le pasa y sigue y sigue zancada a zancada. La pérdida de velocidad de Jackson es lenta, y por eso parece volar mientras las demás sufren, y por eso supera la meta con una ventaja descomunal.

Pryce caza la plata, pero no hay felicidad completa para el país de Bob Marley. Elaine Thompson, la campeona olímpica en Tokio el pasado verano, se pelea con el suelo y en lugar de avanzar, frena a cada paso y termina penúltima. El puesto en el tercer lugar del cajón es para la británica Dina Asher-Smith, que sí, que en Doha 2019 fue la vencedora y ha perdido dos posiciones, pero está la mar de contenta viendo lo que tiene al lado.

Como entusiasmo muestra Pryce con su plata, que parece oro por los saltos que da. Abraza a su compatriota que le acaba de ganar y que todavía no parece haber asimilado lo que ha hecho. Jackson superó la línea eufórica, pero después tarda unos minutos en levantar los brazos. Y ya sí empieza la fiesta.