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Hípica
Álvaro Domecq, "in memoriam"
La Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre ha honrado la memoria de su fundador con una escultura en su honor

La Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre ha honrado la memoria de su fundador, Álvaro Domecq Romero, fallecido el 18 de noviembre, con una escultura en su honor. Menos de dos semanas después de su muerte, la institución jerezana quiso rendir homenaje a la figura que dio origen a su proyecto artístico y formativo y que proyectó el nombre de Jerez y del caballo español por todo el planeta.
La obra, realizada en bronce por el escultor ecuatoriano Jorge Montalvo, se ubica frente al picadero que lleva su nombre y muestra a Álvaro Domecq montando a "Valioso", uno de los caballos más destacados de su trayectoria. La elección del lugar y de la escena no es casual: el monumento subraya el vínculo inseparable entre el fundador y la Escuela que él mismo impulsó desde los años setenta.
El acto estuvo presidido por el consejero de Turismo y Andalucía Exterior de la Junta de Andalucía, Arturo Bernal Bergua, quien destacó el papel esencial de Domecq en el desarrollo de la Doma Clásica en España. Bernal recordó que gracias a su impulso se configuró el primer equipo español que compitió en unos Juegos Olímpicos, los de Atlanta 1996, un hito que marcó el inicio de la presencia internacional de la disciplina en nuestro país.
La relevancia del homenaje quedó patente en la presencia de numerosas personalidades del sector ecuestre. Entre ellos, los olímpicos Cayetano Martínez de Irujo y José Antonio García Mena, siendo este último muy cercano a Álvaro Domecq y considerado por muchos como uno de sus discípulos más directos. La ceremonia también contó con la asistencia de un jinete llegado expresamente desde Viena, desplazamiento que evidencia la repercusión internacional que tuvo la figura del fundador y el respeto que generó fuera de España.
Durante el acto, doce jinetes de la Real Escuela y un enganche flanquearon la escultura. Tomaron la palabra el primer teniente de alcalde de Jerez, Agustín Muñoz; el propio escultor, Jorge Montalvo; y Luis Domecq, sobrino del homenajeado. Uno de los momentos más emotivos se produjo cuando el consejero entregó a Maribel Domecq Ybarra, viuda del fundador homenajeado, las espuelas que su marido utilizó durante años en la institución, junto con un ramo de flores ofrecido por el personal de la casa.
Desde el anuncio de su fallecimiento, el 18 de noviembre, numerosos jinetes, entrenadores, aficionados y figuras del ámbito ecuestre han expresado públicamente su pesar. Las redes sociales se llenaron de imágenes históricas y mensajes de despedida en los que se subrayaba el papel decisivo de Domecq en la transformación del mundo del caballo español. Muchos apuntaban a sus enseñanzas, su disciplina y su forma de entender la relación entre jinete y caballo como elementos que marcaron a generaciones enteras.
El director de la Real Escuela, Rafael Olvera, recordó que el legado de Domecq sigue presente en la institución y en su metodología de trabajo. Subrayó que su filosofía, basada en el respeto al caballo y en la búsqueda constante de la excelencia técnica, continúa guiando la formación y actividad diaria del centro.
La escultura, que ya preside los jardines de la Real Escuela, se convierte así en un símbolo permanente de reconocimiento hacia quien transformó la historia del caballo español y consolidó una forma de entender la doma que hoy continúa siendo referente.
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