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Hípica
Andrea Rodríguez, de "Spirit" a la fotografía de la Doma Clásica
"La fotografía llegó como consecuencia de montar. Todo en mi vida gira alrededor de los caballos", asegura

Andrea Rodríguez vive su pasión por los caballos desde una perspectiva artística muy especial. Sin proceder de una familia con tradición hípica, su fascinación por estos animales despertó cuando era pequeña gracias a la película "Spirit". "Siempre me han encantado los animales y el caballo ha sido muy especial para mí. Aunque no monté hasta los doce años, desde pequeña estaba maravillada con ellos", recuerda.
La unión de la fotografía con el mundo del caballo surgió de manera natural cuando con doce años sus padres le prestaron una cámara compacta, y ese fue el comienzo de todo. "Con 13 o 14 años pedí por Navidad una cámara réflex. Mi diversión de fin de semana era hacer fotos y vídeos con mis amigas en la hípica. Todo comenzó como un juego", explica. La primera experiencia en un concurso llegó cuando Maya Pou, propietaria del C.A.V.A, le prestó una cámara más profesional. Andrea acompañaba al equipo del C.A.V.A a los concursos y les hacía fotos.
Andrea recuerda cuando asistió por primera vez a un nacional en el Real Club de Polo de Barcelona en 2016: "Pensaba que ojalá algún día pudiera montar allí. Al año siguiente cumplí ese sueño y desde entonces el Polo es como mi segunda casa", señala. "La fotografía llegó como consecuencia de montar. Todo en mi vida gira alrededor de ellos. Si en vez de fotógrafa hubiera sido escultora, por ejemplo, esculpiría caballos. Son el centro de mi vida", asegura.
La transición a la fotografía profesional se dio durante su etapa universitaria en Bellas Artes. La proximidad de su facultad al Real Club de Polo propició que su afición se convirtiera en profesión. "Mis amigos me animaban a llevar la cámara, y me empezaron a cobrar por ello casi por sorpresa. Nunca tuve un objetivo claro de ser fotógrafa ecuestre, simplemente ocurrió", afirma Andrea y comenta que fotografiar caballos tiene gran dificultad. "El caballo es un animal extremadamente complejo, con un contexto deportivo muy específico. Se debe conocer bien su comportamiento, anatomía y la disciplina que hace para realizar buenas fotos", explica.
Entre sus momentos favoritos para fotografiar en pista está el galope largo y la emoción del jinete al acabar una prueba. "Cuando veo a los jinetes salir felices de la pista y abrazar asus caballos, especialmente los niños, siento que estoy capturando algo realmente bonito", dice. La clave de sus fotos está en ser fiel a la pasión que siente por el deporte y combinar esa autenticidad con una buena técnica. "No basta sólo con pasión, es importante formarse para alcanzar una calidad que refleje verdaderamente lo que sientes", destaca.
Entre sus fotografías más especiales recuerda una del Europeo de Riesenbecken 2023 en la que capturó al jinete paralímpico Félix Gómez descendiendo de "Merlín" hacia su silla de ruedas, rodeado por su equipo. "Esa imagen muestra perfectamente la esencia de la hípica: el vínculo entre caballo, jinete y equipo humano". Andrea dedica parte de su tiempo a hacer fotos a los jinetes que compiten en Doma Paralímpica. Y resalta la creciente presión del entorno digital por la rapidez en la entrega de contenidos: "Es importante recordar que la fotografía sigue siendo un proceso artesanal. La calidad requiere tiempo, paciencia y respeto", afirma. Y recomienda para los que empiezan "entender el sector y esperar a que sean los clientes quienes te busquen por la calidad de tu trabajo".
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