El «otro toque» de Luis Enrique

Recuperado el pulso en todas las líneas, amén del anímico tras el tostonazo de fútbol y de resultados del Mundial de Rusia que nos hizo claudicar a golpe de bostezos, Luis Enrique no sólo ha conseguido devolver la ilusión a los aficionados sino recuperar algo tan esencial en el fútbol como es el gol. Los datos son tremendos. Ahí es nada, 12 en tres partidos y, además, muy repartidos entre siete futbolistas y no sólo delanteros: Ramos, Alcácer, Asensio, Saúl y Rodrigo sumaron dos, uno Isco y otro Bartra. He aquí una de las claves de la mejoría, que se corresponde con la mayor verticalidad que muestra el equipo nacional.

España no renuncia al dominio del juego, al control del balón y a tocar, pero eso sí, con un sentido táctico de mayor profundidad, buscando caminos más cortos. No se trata tanto de renunciar al famoso y a veces tan criticado «tiqui-taca» cuando es aterradoramente horizontal y al pie y aburre hasta a las ovejas, sino de hacerlo con aperturas a los laterales, con gente entrando por banda, filtrando pases interiores, llegando desde segunda línea y buscándole las espaldas a las defensas rivales. Tampoco hay que hacer un Máster del Universo...

La ausencia de Diego Costa, llamado otra vez a ser el «9» de España también con Luis Enrique (no ha estado en ninguna de las tres citas, primero por su paternidad y luego por lesión), ha dejado ver en ataque a Rodrigo, Aspas, Morata y al resucitado Alcácer. Por tanto, los arietes más clásicos (el del Chelsea o el del Barça cedido al Dortmund) están obligados a moverse, a buscar espacios, a fijar a los centrales y a sacarles de su zona. Y cobra importancia gente como Asensio o Saúl. Es el «otro toque» de Luis Enrique.