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Vuelta a España 2021

Roglic, un “sputnik” en Valdepeñas de Jaén

Supera a Enric Mas en la agónica rampa de la llegada, que marca el verdadero orden de la carrera

Roglic mira hacia atrás camino de su triunfo en Valdepeñas de Jaén
Roglic mira hacia atrás camino de su triunfo en Valdepeñas de JaénManuel BruqueEFE

La agónica rampa de Valdepeñas de Jaén define el orden real de la Vuelta a España. Primoz Roglic es el más fuerte, sólo Enric Mas le aguanta y Miguel Ángel López aparece por detrás con esperanza de dar la sorpresa. La llegada es de una exigencia extrema, por eso no es extraño que los primeros fueran los favoritos para la clasificación general. La cuesta se hace interminable, más para un ciclista que llega en solitario por delante y ve cómo se acerca un autobús para atropellarlo.

Ésa es la sensación que debió de tener Magnus Cort cuando vio aparecer por detrás a Roglic y a Mas. Mantuvo la esperanza un instante, en un ligero descanso que se permite esa cuesta del Chaparral, pero cuando arrancaron de nuevo los dos favoritos para la carrera, el danés desapareció de repente.

Lo engulló la ambición de Mas y de Roglic. Porque la cuesta estaba marcada para el esloveno, pero el balear no se dejó derrotar antes de tiempo. El corredor de Movistar quiso luchar hasta el final, hasta llegar incluso a tocarse con Roglic en la subida para no quedarse descolgado. En un recodo del camino el esloveno cortó el paso de Mas, que cabeceó para no quedarse cerrado. Incidentes que no pasaron a más como se vio en al cruzar la meta, cuando hablaban amistosamente e incluso se abrazaban.

«Son cosas de carrera, no me ha visto venir y he dicho ‘’le toco o tengo que frenar’'. La relación que tengo con él es buena y no pasa nada», explicaba Enric.

A Mas se le hizo largo el muro. Había estudiado la subida al detalle, pero le faltaron fuerzas al final. «Sinceramente y con perdón de la expresión, cuando he tomado la última curva a izquierdas a falta de 100 metros y he visto ese puto muro, he agachado la cabeza y he dicho ‘’Ay, ay, ay… hoy no va a ser’'. Había visto cincuenta veces el vídeo de la victoria de Purito, pero yo no sé que vi y, o bien él iba muy fácil o yo, muy atufado», confesaba sin perder la sonrisa.

Le faltó un detalle a Mas. Purito ganó en 2011, pero la meta estaba situada más abajo. La pancarta de llegada ha ido cambiando cada año y en esta ocasión se le había añadido un tramo más a la subida que a Mas se le hizo eterno.

Un error de cálculo que no impide que Mas se sienta en el mejor momento de su carrera. «Yo creo que sí. Roglic es, junto a Pogacar y poca gente más, el corredor de referencia a día de hoy, y poder disputar carreras, esta Vuelta en concreto, codo con codo con él es lo más grande de mi carrera», asume.

Roglic también había estudiado el final. «Es muy para mí», reconocía antes de la etapa. Y tanto que lo fue. El ganador de las dos últimas ediciones de la Vuelta, liberado del maillot rojo y de la presión, estaba tranquilo y dejó que fuera Mas el que asumiera la responsabilidad. Quedaba la duda de si Magnus Cort aguantaría y el español tenía más prisa. «Había visto en vídeo el repecho, algo me sonaba, pero no tenía del todo claro cómo iba a ser. Ha sido muy empinado, pero tenía ese punto de más que hacía falta», reconocía tras la etapa. Subió como un «Sputnik» y a Mas ya no le quedaron fuerzas para responder.