Motociclismo

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El piloto español que nadie esperaba que subiera a MotoGP

Iker Lecuona
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La historia de Iker Lecuona (6 de enero de 2000) en el motociclismo de velocidad se resume en un puñado de sucesos inesperados que, de momento, han acabado con el piloto valenciano en MotoGP para 2020. «No habrá en la parrilla un piloto con mi trayectoria el año que viene», asegura, consciente de la carambola que le ha llevado a la élite cuando ni él mismo lo había imaginado. En 2015, Iker competía en Supermotard, porque era más asequible económicamente, y por casualidad llegó al campeonato europeo de velocidad. Se lesionó un piloto, unos amigos propusieron su nombre al jefe del equipo y así dejó la arena para pasarse al asfalto y a los circuitos.

Debutó directamente en Moto2 en Gran Bretaña 2016, sin haber pasado por Moto3 y con sólo dieciséis años. Desde entonces, sus números no son para alucinar, con el primer podio en Valencia 2018, donde acabó segundo, y un cajón más este curso en Tailandia. No hay victorias ni «poles» ni vueltas rápidas en su currículum, pero algo debe tener este chico para que KTM haya decidido subirlo a su equipo satélite de MotoGP (Tech3) el curso que viene. «Me lo tuve que pensar un poco, aunque en cinco minutos ya había dicho que sí a la oferta», contaba Iker en Australia, donde se ha hecho oficial la noticia.

Su nombre y su apellido suenan a vasco, y es que de allí, de Irún, es toda su familia. Él ha nacido en Valencia, aunque admite que se siente un poco de los dos lados. Quizá por eso en su casco luce dos banderas: la senyera por su lugar de nacimiento y la ikurriña en honor a sus raíces. El jueves formó parte de la conferencia de prensa oficial previa al Gran Premio de Australia y compartió micrófonos y respuestas con Márquez y Quartararo, que el año que viene van a ser sus rivales sobre la pista. Evidentemente él llegará con 20 años recién cumplidos con el único objetivo de aprender junto a Miguel Oliveira en la segunda escudería de KTM, que subirá a Brad Binder al equipo «titular» junto a Pol Espargaró.

Es la fórmula que han encontrado para sustituir a Zarco, rendido ante su imposibilidad de ir rápido con la moto austríaca. Todos estos movimientos de dominó han llevado a Lecuona a MotoGP en un giro que él no tenía previsto. Reconocía en Valencia 2018 que su intención era quedarse dos años seguro en la categoría intermedia y subir como campeón. Ya se sentía feliz con estar en 2019 junto a Aki Ajo en la estructura oficial de KTM en Moto2, así que no se lo creía cuando su representante le dijo por teléfono que tenía una oferta que podía cambiar la vida de ambos.

Algo así hace que tus planes de futuro se modifiquen de repente y él no ha querido desaprovechar la oportunidad. «Sé que hay que tener suerte para llegar donde estoy y que se alineen los astros, para que cuando una persona busque a alguien tú estés ahí. Aunque también es cierto que he trabajado mucho», asegura. El año que viene podría haber luchado por el título de Moto2, pero estará con los mayores.