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Atletismo

España se agarró a María Pérez para sacar nota en los Mundiales

Acabó quinta en el medallero y décima en puestos de finalistas

María Pérez fue manteada en su llegada a Barajas
María Pérez fue manteada en su llegada a BarajasFERNANDO VILLARAgencia EFE

Una estrella global, Armand Duplantis, la amenaza a récords procedentes del siglo pasado, nuevos reyes de la velocidad y una española, María Pérez, convertida en la mejor marchadora de la historia. Los Mundiales de Tokio han devuelto al público del Estadio Nacional de la capital nipona parte de lo que se perdieron en los Juegos de la pandemia. Hubo un récord del mundo, de Duplantis cómo no, la mejor carrera de 400 femenino de todos los tiempos, la reaparición de Yulimar Rojas dos años después con un bronce en el pasillo de triple, las derrotas de Jakob Ingebrigtsen y los oros de la granadina en los 20 y 35 kilómetros marcha. Su segundo doblete mundialista consecutivo es algo que sólo lograron antes Carl Lewis, Usain Bolt y Mo Farah. Monumental la de Arce.

El atletismo español logró el segundo mejor resultado de la historia tanto en medallero, quinta, como en puestos de finalistas, décima. Sin necesidad de escarbar, ese éxito se debe a la imponente figura de María Pérez. La granadina llegaba a Tokio mejor que a los Juegos de París y acabó en el barrio de Shibuya celebrando el doblete que ya había logrado dos años antes en la Plaza de los Héroes de Budapest. Su éxito es la confirmación de la marcha española como una superpotencia mundial. Porque Paul McGrath añadió la otra medalla del equipo nacional, el bronce en los 20 kilómetros, y además hubo cuatro finalistas.

En la última jornada llegó la brillante quinta plaza de los 4x100 femenino, una prueba más de los nuevos tiempos de nuestro atletismo. En medio del diluvio universal, el relevo, formado por Esperança Cladera, Jaël Bestué, Paula Sevilla y Maribel Pérez peleó por el podio hasta la última posta. Se repitió el quinto puesto de Eugene 2022 en la despedida del mito jamaicano Shelly-Ann Fraser-Pryce. Ellas, la fiabilidad competitiva de Quique Llopis en los 110 vallas y la marcha fueron lo mejor, pero también hubo borrones. El más señalado fue la lesión de Jordan Díaz en el triple. El campeón olímpico y de Europa llegó a Tokio después de hacer sólo un salto desde los Juegos de París. Le valió para ser campeón de España y ganarse el pasaporte mundialista, pero en los campeonatos ni siquiera llegó a despegar. El pasillo del triple ya se había quedado antes sin Ana Peleteiro por el aborto que sufrió y tampoco contó con los vuelos del hispano-cubano. Lo de «Moha» Attaoui en el 800 no se puede calificar de decepción... o quizá sí visto su extraordinario rendimiento en la semifinal y la justificada ambición con la que llegaba. El cántabro repitió el quinto puesto de París en la que es, con diferencia, la prueba más complicada del atletismo actual. Con 23 años, su talento y el margen de progresión que tiene es candidato a todo en lo que está por venir.

El estrellato de María Pérez estuvo compartido por Duplantis, como dice la compañera de entrenamientos y amiga de la granadina Antonella Palmisano. El sueco es una «estrella del rock», como lo define Sebastian Coe, presidente de World Athletics. Sus 6,30 son una estación de paso hacia un límite que ni él mismo conoce.

Las otras grandes protagonistas en el estadio fueron estadounidenses. Sydney McLaughlin, oro también en el 4x400, hizo que los 47.60 de Marita Koch en la vuelta al estadio se tambaleasen durante más de media carrera. El nivel de la prueba acabará más pronto que tarde con un registro nacido en la RDA. Melissa Jefferson-Wooden, otra yanqui, se embolsó tres oros: 100, 200 y el relevo corto. En la recta hizo la cuarta mejor marca de la historia. Está a doce centésimas de los 10.49 de Florence Griffith. Su compatriota Noah Lyles ya es tetracampeón mundial de 200, pero Bolt, que estuvo presente en el estadio con su oronda figura actual, sigue siendo inalcanzable para todos.