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El Mundial femenino es de Estados Unidos

Rapinoe, desde el punto de penalti, y Lavelle anotaron los dos goles que dan al combinado estadounidense su segundo título consecutivo ante Holanda

Megan Rapinoe celebra el primer gol de Estados Unidos
Megan Rapinoe celebra el primer gol de Estados Unidoslarazon

Rapinoe, desde el punto de penalti, y Lavelle anotaron los dos goles que dan al combinado estadounidense su segundo título consecutivo que superó a Holanda

El Mundial femenino de fútbol tiene dueñas. Las estadounidenses dominan el campeonato y han jugado torneo con la seguridad de las que se saben campeonas. La historia las avala. No sólo por el título que han ganado en Francia, ni siquiera porque sea el segundo consecutivo, algo que nadie había conseguido. Y tampoco por que sea el cuarto título en los ocho mundiales disputados. El mérito de Estados Unidos es que nunca ha bajado del podio en los ocho campeonatos: cuatro títulos, un subcampeonato y tres terceros puestos.

Fue necesario un penalti con revisión del VAR para que Estados Unidos abriera el marcador. Pero el penalti lo era, una patada innecesaria en el costado de Alex Morgan, y las estadounidenses habían demostrado ya ser mejores. Marcó Rapinoe desde los once metros para abrir el camino de la victoria. Era su sexto gol, el que le permitía empatar con Alex Morgan y Ellen Whyte como máximas goleadoras del torneo. Era también el quinto en la fase de eliminatorias. Se perdió la semifinal contra Inglaterra, pero marcó dos a España, dos a Francia y uno en la final contra Holanda.

Rapinoe es la «jefa» de la selección, la jugadora que lidera a la selección estadounidense y sus compañeras la echaron de menos en la semifinal contra Inglaterra. Arrastra a su selección con su carácter y con su juego, que arranca desde la izquierda y termina en el área. Aunque contra Holanda pesó más el carácter que el juego.

No tuvieron las estadounidenses la claridad de otros días. Acostumbradas a marcar en todos los partidos antes del cuarto de hora de partido tuvieron que esperar a que se cumpliera la hora de partido para adelantarse. Cumplieron con la segunda parte de su tradición, la de no haber ido nunca por detrás en el marcador. Han ganado los siete partidos que han jugado y siempre han parecido superiores a sus rivales.

Las holandesas tampoco habían ido nunca por detrás en el marcador, pero tampoco se habían enfrentado antes a Estados Unidos. Tienen a una de las mejores jugadoras del mundo, Lieke Martens, pero la actuación de la azulgrana resultó bastante intrascendente. Fue sustituida a falta de 20 minutos para el final del encuentro, cuando Estados Unidos ya había marcado el segundo. Lavelle cerró la victoria con un disparo en contraataque desde el borde del área. Estados Unidos no tiene rival.

Tan seguras estaban las estadounidenses de su triunfo que se permitieron convertir los últimos minutos del partido en un homenaje para la veterana Carli Lloyd. Con 36 años y 260 partidos como internacional se merecía participar de la fiesta. Ya había ganado el Mundial de Canadá y dos Juegos Olímpicos. Con el «10» a la espalda fue la encargada de recoger la Copa de campeonas que entregó Gianni Infantino.

La Copa que premia el trabajo bien hecho desde hace años, el trabajo con la base, desde el comienzo hasta la universidad. El trabajo y la preparación que permiten que aparezcan futbolistas como Lloyd, como Rapinoe o como Alex Morgan, algo más joven que ellas. Y que sigan apareciendo para que Estados Unidos continúe dominando el fútbol mundial.