Hípica
"Fusaichi Pegasus", un fiasco de 70 millones de dólares
El purasangre inglés más caro jamás vendido nunca alcanzó las expectativas que había despertado
En el turf, donde los números muchas veces desafían a la lógica, la historia de «Fusaichi Pegasus» es una de las más legendarias. Nacido el 12 de abril de 1997 en Kentucky, su nombre, una combinación del apellido de su propietario japonés, Fusao, y la ambición de ser el número uno como el evocador Pegaso, marcó desde el principio el tono de una vida destinada a hacer historia. Hijo del influyente semental «Mr. Prospector», su sola presencia como potro despertó ya expectativas considerables.
Su trayectoria en la pista confirmó las expectativas. Con seis victorias en nueve salidas y casi dos millones de dólares en ganancias, «Fusaichi Pegasus» se encumbró al ganar el Derby de Kentucky del año 2000. La armonía perfecta entre potencia, ligereza y elegancia le convirtió en una de las transacciones más extraordinarias de la historia. La guerra entre los grandes centros de cría del mundo se cerró con la venta a Coolmore Stud por 70 millones de dólares.
«Fusaichi Pegasus» se convirtió en el Purasangre inglés más caro jamás vendido. La ecuación estaba clara: campeón del Derby, orígenes magníficos y potencial reproductor ilimitado. En un negocio donde la genética es patrimonio estaban comprando no sólo un caballo, se compraba el futuro. La promesa de que cada una de sus cubriciones se transformaría en una lluvia de éxitos deportivos y económicos. En el mundo de las carreras la reproducción asistida equina está prohibida y únicamente se funciona por monta natural del caballo a la yegua.
Con el paso de los años, lo que parecía un negocio visionario comenzó a adquirir matices sombríos. Su primera tarifa de cubrición, altísima y acorde a las expectativas creadas, empezó a disminuir año a año. La realidad, tozuda, iba marcando distancias con el sueño inicial. Aunque «Fusaichi Pegasus» dio hijos de nivel, incluyendo ganadores, nunca llegó a posicionarse como el semental superlativo que justificara una inversión tan mastodóntica. Entre sus descendientes más destacados figuran caballos como «Roman Ruler», «Bandini», «Champ Pegasus» o «Haradasun». Todos firmaron campañas de mérito y algunos incluso dejaron también su huella como reproductores, pero no estuvieron nunca a la altura de las expectativas.
La historia de «Fusaichi Pegasus» empezó a utilizarse como ejemplo de los riesgos enormes que acompañan a las apuestas genéticas. Un recordatorio de que en este sector ni siquiera los orígenes más exquisitos garantizan resultados. Su impacto como atleta fue indiscutible, su figura impulsó debates profundos sobre el valor real de la genética, y su presencia en los catálogos internacionales generó movimiento económico durante dos décadas. «Fusaichi Pegasus» encarnó la eterna dualidad del caballo de carreras: la belleza de lo impredecible y la crudeza de las expectativas no cumplidas. En mayo de 2023 falleció a los 26 años en Ashford Stud por causas naturales.