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0-2: Tantos recursos para matar...

Un gol de Modric tras una jugada de varios toques y un contraataque del Madrid acaban con el Villarreal

El delantero portugués del Real Madrid Cristiano Ronaldo (I) celebra con su compañero, el croata Luka Modric, ambos goleadores
El delantero portugués del Real Madrid Cristiano Ronaldo (I) celebra con su compañero, el croata Luka Modric, ambos goleadoreslarazon

Pide Ancelotti consistencia atrás y ser un equipo solidario. Pide, sobre todo, acabar los partidos con el menor número de goles posibles en contra, porque una vez que el Madrid llegue arriba, cuando toque seguido un par de veces o cuando se despiste un segundo el conjunto rival, va a marcar un gol, que de eso hay pocas dudas. Tiene una delantera terrorífica y a un futbolista, Cristiano Ronaldo, que marca tantos como otros dan pases intrascendentes. Es más, su gol de ayer fue como un pase, con el interior, al primer toque. Hace sencillo lo que es complicado. Que le pregunten a Uche, por ejemplo, que en una jugada anterior pegó al balón igual que hizo Ronaldo en el segundo tanto del Madrid y, mientras lo del portugués fue a puerta, la pelota de Uche, sin portero, se marchó a la grada.

Cumplió el Madrid al fin lo que le pedía su técnico y logró ayer su tercer partido de la temporada, el segundo de Liga, sin recibir un tanto en contra. Le había hecho goles el Basilea, el Dépor o el Elche, cuando no tenían nada que ganar, pero se aprovechaban de la relajación del equipo. La facilidad con la que marcan los contrarios no había ayudado a la relación entre Casillas y el público del Bernabéu. Ayer, en el Madrigal, el capitán fue titular y completó un encuentro más que solvente, muy seguro en los lanzamientos de lejos, rápido para despejar de manera extraña con el pie un remate rival y bien protegido por la pareja de centrales.

Porque el Madrid no recibió un tanto, pero necesita seguir mirando lo que le sucede en la parte de atrás, cuando el balón ha superado a sus centrocampistas. Está tan preocupado por eso, que con el partido en ventaja, durante toda la segunda mitad, el equipo se replegó, muy ordenado, con Bale como un centrocampista, con la entrada ya habitual de Illarra, para controlar la situación y no sufrir más de lo debido. El equipo voraz se tragó el instinto de partirse para amarrar la ventaja de dos tantos y cerrar todas las puertas a un Villarreal que durante muchos minutos de la primera mitad, había encontrado todos los resquicios –los huecos, más bien–, que dejan los de Ancelotti en la retaguardia.

Corría ayer Marcelo hacia atrás, desesperado, como un náufrago en un barco en el que empieza a entrar agua y nadie encuentra con qué tapar los agujeros. No daba a basto el brasileño. Llegaban los jugadores del Villarreal por su banda y cuando lo hacían por la otra, Marcelo tenía que cruzarse como un acróbata por el centro del área para rechazar un remate y evitar el tanto de los locales. Jugó al vértigo el equipo de Marcelino, a dejarse hasta el último aliento en la presión, con el equipo muy adelantado y buscando con rapidez los lados de la defensa blanca, donde corren los laterales de arriba a abajo y donde tiene trabajo Ancelotti para lograr el equilibrio. Le costaba al Madrid avanzar de manera ordenada. Prefería un intercambio de golpes, porque suele salir ganador de esas batallas, pero el Villarreal no le daba respiro.

Ramos y Varane se juntaron atrás y formaron una pared en donde chocaban Cani y Vietto y Uche y todos los centros rasos desde los lados. Llevaba el Villarreal la iniciativa, mientras Ronaldo pedía a los suyos salir más y mejor. No podía jugar el Madrid, atosigado por el rival. Pero dos cosas jugaban a su favor: que el Villarreal era más valiente que peligroso, y el tiempo. En cuanto los locales se tomaron un respiro, se acomodó el Madrid unos minutos en el campo rival, empezó a tocar, de banda a banda, sin centrar por centrar, moviéndose Benzema por allí, en ese territorio tan lejano del nueve, hasta que Kroos vio a Modric al borde del área y el disparo de éste fue a la red. Asenjo seguía de pie, mirando a ver si encontraba un culpable.

Tiene razón Ancelotti, porque mientras el equipo no reciba goles, va a marcar. Después de varios toques o en avalancha, tras una jugada de ataque del equipo rival: el balón termina en James y su pase largo llega a los pies de Benzema, que con toda la calma del mundo que irradia de él, se la da a Ronaldo. Dos goles y el Villarreal desfondado, recordando sus ocasiones, todo lo que había corrido; que al final, le habían matado.

Ronaldo llega a diez

Cinco partidos de Liga ha jugado Cristiano Ronaldo (se han disputado seis, pero no estuvo en Anoeta) y ya lleva diez tantos. Es decir, esta temporada, lleva una media de dos tantos por encuentro. En Villarreal ha marcado siempre que ha jugado.