El Barcelona - Benfica que se juega hoy, la vuelta de los octavos de final de la Champions, se ha convertido en un partido extraño. Ya lo era por la hora, las 18:45 en un día entre semana, lo que impedirá a muchos aficionados poder ir. Y ahora lo es más por la terrible situación vivida por el equipo el pasado sábado, el fallecimiento de forma repentina del doctor Carles Miñarro García, médico que cuidaba a los jugadores y que estaba en el día a día con ellos, mano derecha del doctor Pruna.

El encuentro contra Osasuna no se disputó, en el entrenamiento del día siguiente se guardó un minuto de silencio, y también en la sala de prensa en la jornada anterior al choque. Otra novedad es que ante los medios no compareció ningún jugador, sólo Hansi Flick. La UEFA entendió la situación y lo aceptó.

"Una pieza importante del éxito"

Evidentemente el fútbol pasa a un segundo plano ante situaciones así. No hay consuelo posible, pero los jugadores quieren dedicarle a su amigo y compañero la clasificación para cuartos. «El equipo lo está haciendo bien, nos estamos centrando en el partido», reconoció Flick. «La pérdida ha sido muy emotiva porque era una muy buena persona y un muy buen doctor. Para el equipo ha sido un golpe duro. Ha sido una parte muy importante del éxito, dentro del puzzle del grupo. Todos queremos dedicarle el triunfo», aseguró el entrenador alemán, que no se fía de la ventaja que ya tiene el Barcelona, el 0-1 de la ida, logrado con un jugador menos sobre el césped desde el minuto 20, por la expulsión de Cubarsí.

El año de Raphinha

El tanto lo marcó Raphinha, mismo autor del último gol en el 4-5 en el mismo estadio y ante el mismo rival en la fase de grupos. «Es un futbolista que siempre ayuda con su buena dinámica, además de los goles que marca. El tanto de la ida o el del anterior partido en Lisboa muestran el tipo de jugador que es: tiene mucha hambre de gol en los momentos importantes, ahí se ve su determinación», opinó Flick.

El brasileño ha ganado mucho peso en el vestuario, es uno de los capitanes y ejerce como tal. El esfuerzo lo tuvo siempre. En esta Champions, por ejemplo, es el tercer futbolista de la plantilla que más kilómetros ha recorrido, 91,1 kilómetros, sólo superado por los 97,2 de Koundé y 101,8 de Pedri, pero además está ante la temporada más fructífera de su carrera con diferencia: lleva 25 goles (en las otras dos campañas como azulgrana sumó 20 entre ambas; su mejor marca en un curso eran 18 en el Vitória de Guimarães, en la 2017/18, a lo que añade 17 asistencias. Por tanto tiene presencia en las cifras importantes, además de en ese trabajo más invisible. Nueve de esos tantos han sido en la Champions. Está segundo en la lista de mejores anotadores de la máxima competición continental, por detrás de los 10 de Guirassy, del Borussia Dortmund, y empatado con Kane y con su socio Lewandowski.

La puntería de Lewandowski

El polaco también está haciendo una de las mejores Champions de su carrera, aunque todavía lejos de la del curso 2019/20 con el Bayern Múnich, en la que levantó la Orejona y aportó 15 goles en 10 encuentros. Además, marcó al menos una vez en todos los partidos en los que participó, menos en la final contra el PSG. Lo sorprendente del atacante azulgrana este curso es su efectividad. Para sus nueve dianas apenas ha necesitado 23 intentos, por tanto tiene casi un cuarenta por ciento de acierto. La cifra aumenta a casi un 82 por ciento (9/11) cuando sus remates van entre los tres palos. Está ayudando mucho con las descargas y con el juego de espaldas, pero su espacio sigue siendo el área: todos los goles son desde dentro, ocho de ellos al primer toque (incluidos tres penaltis) y uno en el que antes del disparo sólo tuvo que hacer un control.

El polaco no entró ni en la convocatoria el pasado domingo ante Osasuna por unas molestias, pero Flick confirmó que está para jugar ante el Benfica sin problema.