Real Madrid

Final Champions

Modric, el empeine que mueve el juego del Real Madrid

El centrocampista croata, camino de los 37 años, es el segundo futbolista de la plantilla de Carlo Ancelotti que más kilómetros ha recorrido en esta Champions (114)

Luka Modric controla un balón durante un entrenamiento del Real Madrid previo a la final de la Champions League
Luka Modric controla un balón durante un entrenamiento del Real Madrid previo a la final de la Champions LeagueJUAN CARLOS HIDALGOAgencia EFE

La grada del Santiago Bernabéu escucha el nombre de Luka Modric y de manera automática empieza a aplaudir. Cada vez que se retira sustituido se marcha en medio de una ovación de un estadio que ha sido muy crítico con los buenos futbolistas, pero que nunca encontró ninguna razón para pitar al croata. Camino de los 37 años, ha sido el segundo jugador de la plantilla blanca que más kilómetros ha recorrido en esta Champions (114), sólo superado por Vinicius. Modric pasa de lo que pone en su DNI y por eso corre como el que más, porque lo disfruta. Llegó con mucho retraso a su presentación como nuevo fichaje hace ya casi 10 años, pero después ha sido puntual en su crecimiento como futbolista. Aterrizó siendo un mediocentro y ahora mismo es un centrocampista que aparece por todos lados y se ha especializado en ser definitivo en el último pase. Uno maravilloso filtrado entre la defensa del PSG sirvió para que Benzema hiciera el segundo tanto en la primera de las remontadas de este curso. Y ante el Chelsea, cuando la Champions parecía escaparse definitivamente, frotó la lámpara para ponerle la pelota en el segundo palo a Rodrygo y llegar a la prórroga. Sólo él vio que esa «banana» era posible y la ejecutó con el exterior de su pie derecho, esa parte de su cuerpo con la que le basta para mover al Real Madrid. Seguramente ahora mismo es el componente del trío histórico de centrocampistas que no despierta ninguna duda. Su momento de forma es mejor que el de Casemiro y Kroos, aunque los tres van a empezar la final ante el Liverpool, porque Ancelotti es un hombre al que le gusta mantener las buenas costumbres.

Para la historia queda la celebración de Modric en el vestuario tras la remontada en octavos de final. Llegó cantando y saltando como si fuese la primera victoria de su carrera, ilusionado como un niño y dando uno por uno las gracias a todos sus compañeros y hasta a los fisios que cuidan de su musculatura. Un gesto del líder que es dentro de un grupo al que no tiene ninguna duda de querer seguir perteneciendo. Sus renovaciones año a año se pactan en pocos minutos y con una breve negociación. Está todo muy claro por ambas partes. Dice Ancelotti que lo ve como posible entrenador en el futuro, pero de momento él quiere seguir pegado al balón.