Fútbol

Las claves de los penaltis del Real Madrid: malabarismos, experiencia, huevos y locura

El Real Madrid está en las semifinales de la Champions tras ganar al Manchester City en unos penaltis llenos de historias

A cinco minutos para el final del partido entre el Manchester y el Real Madrid, Davide Ancelotti, el segundo entrenador e hijo de Carlo, hizo una lista con los jugadores que iba a tirar los penaltis. El Real Madrid había pasado por el infierno y llegar a la tanda era ver la luz.

Davide es el encargado de las jugadas a balón parado del equipo blanco. Apenas se le conoce, pero es el que salta del banquillo en cada saque de esquina a favor y en contra para colocar a los futbolistas. Joven, ha crecido detrás de su padre y está comenzando a pensar que ya le toca dar el paso como entrenador principal. «Empiezas a pensar y escribes cinco nombres», contaba después, en las entrañas del estadio.

«Lo consulto con mi padre, con Kepa y con los jugadores y se modifican un par de ellos. Nosotros decidimos y luego si los jugadores te dicen: «estoy muerto, estoy cansado, pues los cambias, pero la idea viene del cuerpo técnico». Militao pensaba que Ederson, el portero rival, le conocía demasiado y Valverde estaba molido. Davide los modificó. Estaba tranquilo, como su padre. «Somos parecidos, aunque mi padre ha vivido más guerras que yo», decía

Lunin, hielo en las venas

Al portero no se le elegía, claro. Lunin había hecho un partido sensacional y en su carrera hasta el miércoles había parado 9 de los 18 penaltis que le habían tirado. «El papel de Llopis», decía Davide del preparador de porteros y «de Kepa», ha sido clave. «Había tres jugadores con los que teníamos dudas de si quedarnos en el medio o no y al final elegimos solo uno», contaba Lunin acerca de cómo comenzó la remontada en los penaltis al parar el de Bernardo Silva. En el siguiente, el que tira Kovacic, Lunin se estira hacia la derecha para pararlo. Segundos antes, mientras el ex del Madrid iba hacia la pelota, desde el centro del campo, Rüdiger, compañero de Kovacic en el Chelsea, le hacía gestos muy llamativos a Lunin para que se tirase hacia ese lado.

Lunin comenzó la remontada porque Modric había fallado el primero. Davide había colocado al mejor lanzador el primero, para asegura. Hasta el duelo en el Etihad, el Madrid había marcado tres de los siete penaltis lanzados esta temporada. No era una buena estadística. Modric falló. Al acabar la tanda, fue, como casi todos, a abrazar a Rüdiger, pero es el primero que se da cuenta que gran parte de su felicidad se la debe a Lunin y a sus 38 años, como un niño feliz, a quien le han quitado un peso de encima, se pega otra carrera para abrazar al hombre que hizo olvidar el penalti fallado. Mientras todos se volvían locos, Lunin caminaba despacio por el césped. Ni se le vio cerrar los puños de alegría. Hielo en las venas.

El pie muerto de Bellingham

A Bellingham habían ido a verle sus familiares. Era otro de los marcadores fiables, se suponía. Pero tenía el pie «prácticamente muerto», contó después. Acabó los noventa minutos fundido, renació en la prórroga y no falló el penalti.

Lucas Vázquez, el malabarista

Sin Rodrygo o Kroos o Joselu o Vinicius, los lanzadores no estaban nada claros. «Jude es lanzador», decía Davide en su español con acento italiano, «Lucas es lanzador, Lucas es muy buen lanzador». Era el penalti que podía poner al Madrid por delante. En la mente de todos, la pena máxima que lanzó en esa final contra el Atlético cuando mientras iba hacia el punto de penalti hacia malabarismos con el balón sobre el dedo. «Al­gu­nos no po­día­mos ni ca­mi­nar, otros ni si­quie­ra mi­rar. Y ese ca­brón va a ti­rar su pe­nal­ti co­mo un ni­ño en un amis­to­so», contaba Jabois que aseguró un compañero en ese 2016.

No hizo malabarismos con la mano, pero si con las piernas. Tocó un par de veces la pelota, sin que cayese al suelo, como jugando y la puso en el punto de penalti. «He preferido centrarme en marcarlo, sin pensar en lo del dedo», contaba Lucas Vázquez después del partido entre risas y totalmente relajado. Pero es que nunca se le vio tenso. Después de marcar, se gira hacia donde están sus compañeros y ve cómo Vinicius se pone su mano en las partes y las mueve, lo que para los futbolistas es un elogio.

Los huevos de Rüdiger

«Parece que hemos empezado mal la tanda de penaltis», decía Nacho después. El capitán, que no jugó en la ida y que si fue titular en Manchester puede que fuera por la sanción a Tchouameni. Se tomó el partido como un reto, una reválida y sacó la mejor nota. «Nacho es un jugador con mucha experiencia y personalidad», explicaba Davide sobre su elección.

«Y Antonio es un jugador con huevos», decía de Rüdiger, el último lanzador. «Ha sido el único que no le tenía confianza en la tanda de penaltis», decía Kroos. Fue sereno y después, se recorrió como un loco todo el campo para abrazarse con los aficionados del Real Madrid.