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¿Y si España es el tapado?

Los jugadores de la selección están en proceso de alcanzar su pico óptimo de rendimiento dentro de unos años

Adama Traoré, en el entrenamiento de La Cartuja en Sevilla
Adama Traoré, en el entrenamiento de La Cartuja en SevillaJosé Manuel VidalEFE

Tras el esperpento de las vacunas del que la UEFA ha salido de rositas ha comenzado una Eurocopa en la que casi por primera vez desde que uno recuerde, la selección española no parece que parta entre las favoritas al título. Es verdad que ese cartel, a veces realista y otras veces basado en la ilusión, parece en esta ocasión bastante unánime. En fútbol cualquier cosa puede pasar, pero el equipo ha llegado a la fase final con unas cuantas dudas por resolver. La primera y mas importante es el once titular. Lo que el entrenador ve como una ventaja que favorece la competitividad en el grupo por el hecho de que no haya titulares ni suplentes entre los convocados no parece ser lo más adecuado. La historia dice que cuando llega lo importante es mejor tener una base firme que en esta ocasión parece no existir.

La presión arriba, el ritmo alto y la circulación rápida son condiciones indispensables para el míster, que cuenta con jugadores para llevarlo a cabo. Quizá estén aun muy verdes y en proceso de alcanzar su pico óptimo de rendimiento dentro de unos años, pero la máxima preocupación hasta hoy es la falta de contundencia en las áreas. El gol está a precio de oro y sólo la confianza que generen las victorias ira sumando al respetable al caballo ganador. Hay otros participantes, me salen al menos cuatro o cinco selecciones, más hechos que nosotros, pero crucemos los dedos para que la fuerza del grupo nos dé una gran alegría allá por el 11 de julio.