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La selección y la riqueza de la variedad

La defensa de España es muy tierna. Le falta el mismo colmillo que a la delantera

Morata, en el partido España-Polonia
Morata, en el partido España-PoloniaMarcel Del Pozo / POOLEFE

La selección se la juega el miércoles ante Eslovaquia mucho antes de lo que cualquiera nos hubiéramos imaginado. La falta de contundencia en las dos áreas está siendo una auténtica espada de Damocles en un equipo repleto de buenas intenciones. El querer jugar el balón, la presión tras pérdida y apretar la salida de pelota del rival son ya señas de identidad de esta España cuyo esfuerzo cada partido no es reprochable. Sin embargo, la cantidad de ocasiones que necesita el equipo para hacer gol, unido a la facilidad con la que los rivales tienen la capacidad de amenazarnos convierte en muy complicado el camino para conseguir victorias.

La defensa tiene buen manejo de pelota y calidad en la salida, pero es tremendamente tierna. Le falta el mismo colmillo que a la delantera, donde la responsabilidad del gol recae sobre un Morata que no está enfocando como debería las críticas que se ciernen sobre él.

Luis Enrique ha demostrado su confianza ciega en el grupo y en su sistema, pero de manera demasiado encorsetada. Las soluciones durante los partidos no deberían pasar únicamente por cambiar unas piezas por otras y pensar en un cambio de sistema ayudaría a ser menos previsibles a la hora de que los rivales defiendan nuestro ataque. La riqueza de alternativas podría ser la solución al desánimo generado por estos dos primeros partidos donde los nuestros hasta ahora han mostrado muchos más defectos que virtudes.