La estrella es Ryan Crouser

El gran fenómeno del fin de semana en el deporte mundial no es un hombre dando patadas a una pelota, que diría Aina Vidal. Se llama Ryan Crouser. Es un estadounidense que ingiere 5.500 calorías diarias –si usted supera las 2.000 es probable que tenga problemas de salud–, mide 2,01, pesa 145 kilos y ha batido el récord del mundo de lanzamiento de peso en las pruebas de selección de Estados Unidos para los Juegos de Tokio. El amigo Crouser ha lanzado su pelota, que pesa la broma de 7,26 kilos, a 23,37 metros. Ha mejorado en 25 centímetros un récord que databa de 1990. Los 23,12 de Randy Barnes, un polidopado, ya son historia.

La marca de Crouser está a la altura de los 9.58 de Usain Bolt en los 100 o de los 8,90 de Bob Beamon en longitud. Su hazaña, sus lanzamientos habituales más allá de los 22 metros y su gorro de cowboy le convierten en uno de los personajes a seguir en los Juegos de Tokio.

De vuelta a la Eurocopa estamos en la fase del torneo en la que los candidatos no se sabe si suben o si bajan. Salvo Italia nadie manda. Resulta que la Francia campeona del mundo, la de Benzema, Griezmann y Mbappé, se queda a medias ante Hungría. Cristiano Ronaldo sigue marcando, pero su Portugal, la defensora del título, encaja un meneo preocupante ante Alemania. La poderosa Inglaterra se estrella en Wembley con Escocia. ¿Y España? Morata, como Crouser, se quitó un peso de encima y pudo celebrar un gol cuando el VAR lo autorizó. Lo que sucedió luego no lo arregla ni Ryan Crouser.