Clásico

Estado de euforia en el Barcelona tras vencer en el Bernabéu

El equipo azulgrana celebró la victoria ante el Madrid, que le había ganado los cinco últimos Clásicos, casi como un título en lo que consideran el regreso a la élite con Xavi en el banquillo

Los jugadores del Barcelona celebran uno de los goles que marcaron en el Clásico
Los jugadores del Barcelona celebran uno de los goles que marcaron en el ClásicoGonzalo Pérez MataLa Razón

Xavi esperó a los jugadores en el vestuario del Santiago Bernabéu y se fundió en un abrazo con ellos, uno a uno. Hubo cánticos, botes... Mucha euforia por considerar que la victoria por 0-4 había sido más que un triunfo. Llevaba sin vencer el equipo azulgrana al Real Madrid desde 2019, cinco derrotas consecutivas, en casa, como visitante o en campo neutral, y hasta daba la impresión de que jugaba con cierto complejo de inferioridad. En el último partido de la Supercopa equiparó fuerzas, pero perdió y el optimismo fue excesivo y criticado y hubo un pequeño cambio en el discurso. «Esto va de resultados», llegó a decir Xavi en la previa del último Clásico. Y esta vez el resultado acompañó a las sensaciones, que no fueron ya de igualdad, sino de superioridad.

La mejor manera que tiene un entrenador de convencer a sus jugadores es con resultados y por eso Xavi tiene ahora al vestuario en su mano, después de las dudas que podía generar la llegada de un técnico que conoce el barcelonismo y sus entresijos como nadie, pero sin experiencia en la élite y que además iba a dirigir a algunos ex compañeros con los que quizá tendría que tomar medidas duras. No ha sido necesario porque lo que ha hecho ha sido rehabilitarlos. Busquets brilla porque el equipo es más compacto y sin tener que recorrer grandes distancias es muy bueno porque tiene el fútbol en su cabeza. A Jordi Alba se le ha pasado ya la pena por la marcha de Messi, que era quien resolvía casi todos sus pases, y lleva un tramo de temporada fantástico, como el rejuvenecido Piqué, líder además del equipo, o Ter Stegen. Tampoco le ha temblado la mano al entrenador, por ejemplo, para sentar a Alves, otra amigo y ex compañero, en el Clásico viendo que la velocidad de Vinicius le podía hacer más daño a él que a Araujo. Otros como Pedri han aumentado más todavía el protagonismo que ya tenían con Koeman, cuando ha podido jugar por las lesiones, y hasta Frenkie de Jong parece otro, con más confianza.

Al crecimiento han contribuido los fichajes: Aubameyang y Ferran Torres han multiplicado la capacidad goleadora; también Adama y Dembélé, el futbolista más desequilibrante de la plantilla que no hay que olvidar que no jugó hasta noviembre. Y ni su caso por no querer renovar ha explotado... Por los resultados. Vuelve a jugar y ya como si nada. Jóvenes como Abde, Jutglá o Ilias hicieron mucho por el club jugando por necesidad antes de lo que les tocaba, pero ya han dado paso a jugadores más hechos. Hasta Gavi y Nico han perdido minutos, pero ellos si participan en casi todos los partidos.

Lo que queda de Liga

La mezcla de todo más la vuelta a las esencias futbolísticas de Xavi ha llevado a doce jornadas seguidas sin perder en Liga. La realidad sigue diciendo que ganar el campeonato de la regularidad es imposible, con doce puntos de desventaja, con un partido menos, aunque se haya abierto una pequeña rendija. El siguiente paso del Barcelona es el partido contra el Sevilla en el Camp Nou que le podría hacer subir al segundo puesto. Después, le quedan Rayo (el partido atrasado), Levante, Real Sociedad, Betis y Getafe fuera; y Cádiz, Mallorca, Celta y Villarreal en el Camp Nou. El Real Madrid tiene que jugar con Celta, Sevilla, Osasuna, Atlético y Cádiz a domicilio; y Getafe, Espanyol, Levante y Betis en el Bernabéu. Las salidas del equipo de Ancelotti son complicadas y por ahí podría recortar el Barça, si no falla porque ya está al límite, y jugar con los nervios de su rival o con el despiste que le puede suponer la Champions. El «sorpasso» es muy complicado, pero quedarse cerca y ganar la Europa League (si el Madrid no conquista la décimo cuarta Orejona) le haría acabar el curso con cierta sensación de victoria moral, y empezar el próximo con plena confianza.