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Directo | Liga de Campeones: El Real Madrid gana al PSG y se clasifica para cuarto de final

Había dicho Zidane el lunes: «Jugarán los que estén al cien por cien» y lo cumplió.

Cristiano Ronaldo y Carvajal celebran el gol del Real Madrid en París. EFE/Christophe Petit Tesson
Cristiano Ronaldo y Carvajal celebran el gol del Real Madrid en París. EFE/Christophe Petit Tessonlarazon

Había dicho Zidane el lunes: «Jugarán los que estén al cien por cien» y lo cumplió.

Cortó el balón Asensio, titular el día clave de la temporada, se paró cerca del área y se la dio a Lucas Vázquez, titular también en el partido más decisivo del Madrid en lo que vamos de campaña. Los dos crearon la jugada y al fondo, saltó Cristiano para zanjar las dudas, para lanzar a Emery a los leones, para que la leyenda del fútbol pueda aún más que los millones gastados en verano. El gol de Cristiano, la rutina de las últimas Champions, un goleador prodigioso cuando se pone un objetivo en la cabeza, confirmó el plan de Zidane.

Un entrenador, Zizou. Llegó a la primera plantilla sin más bagaje que su increíble carrera como futbolista después de haber entrenado al filial en Segunda B, pero cambió el clima y el destino del primer equipo desde el primer día. Ganó y ganó y cuando han llegado los momentos difíciles, el momento de las decisiones, cuando hay que demostrar carácter, no ha alzado la voz ni ha perdido la cabeza ni ha buscado enemigos en cualquiera que no piensa como él. Qué va: ha seguido a lo suyo, haciendo de entrenador, sacando en París a Lucas Vázquez y a Asensio y dejando en el banquillo a Bale y a Isco.

Había dicho Zidane el lunes: «Jugarán los que estén al cien por cien» y lo cumplió. Ni Modric, ni Kroos, físicamente aún no preparados para jugar todos los minutos de un partido de este nivel, pero tampoco Isco ni Bale, físicamente perfectos, pero a los que Zizou no ve preparados o los ve por debajo de otros o consideró que no iban a hacer lo que él pretendía. El quería trabajo, quería a dos jugadores que van a volver con la misma fiereza con la que se van arriba y por eso empezó el choque en París como acabó el del Santiago Bernabéu, con Lucas Vázquez en un lado y Asensio en otro.

Su plan era un Madrid vigilante, bien resguardado atrás y peleón, un equipo que controlase también el partido cuando no tuviera la pelota. Quizá porque esperaba a un PSG que fuese, desde el principio, tan fiero como sus hinchas, incansables, ruidosos y maleducados desde la madrugada. Sin embargo, el conjunto francés salió sin prisa, como convencido de que si llegaba un gol, el otro caería por su propio peso. Di María era quien más prisa le ponía porque él juega así, siempre en tensión, moviéndose por cualquier lado del campo, pero sin terminar en nada efectivo, impotente ante las coberturas que hacía Kovacic a Marcelo, ayer precavido al principio.

El croata y Casemiro tenían que sostener al resto del equipo. El PSG buscaba un pasillo entre ellos, con Rabiot acercándose a esa zona y Mbappé apareciendo. Sin embargo, el Madrid se mostró muy entero y con mucha personalidad. Ni a Asensio ni a Lucas les pesó la titularidad ni el escenario y con ellos la línea de centrocampistas no se despistaba, incluso Ronaldo y Benzema echaban una mano. Los laterales se lo pensaban dos veces antes de subir y el equipo se replegaba atrás sin miedo cuando hacía falta. Siempre sintiéndose varias cabezas por encima.

Porque defendió bien y encontró vías para ir al ataque. Era por la izquierda por donde más se juntaban los futbolistas blancos: Asensio, Marcelo, Ronaldo, Kovacic y por ahí se acercaba Benzema. El equipo blanco prefería el toque al vértigo, bajar decibelios de la grada y que el partido no subiese de ritmo. Asensio la pedía por todos sitios para devolverla de cara, mientras que Lucas las peleaba todas, incansable desde el primer minuto, puede que el mejor de todos los que estuvieron en el campo. No marcó Benzema la mejor ocasión del encuentro y el partido llegó empatado a cero al descanso.

Si alguien esperaba una tormenta, un ataque a la desesperada y contra el tiempo de los locales, tendrá que esperar a otro año, quién sabe si con Neymar. Fue el Madrid quien mandó todo el rato. Más grande, más sabio. Marcó Ronaldo y las protestas en otra jugada echaron a Verratti. La casualidad hizo que marcase Cavani pero fue el gol de un zombie. Casemiro puso el marcador de acuerdo con la eliminatoria. La que ganó Zizou.