Real Madrid

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Ya es primavera en el Madrid (6-3)

Cuarto goles de Cristiano coronan un gran partido del Madrid frente a un Girona que dio la cara. Los de Zidane ya tienen la misma pinta que la temporada pasada.

Cristiano y Lucas Vázquez se abrazan celebrando el gol del canterano mientras Benzema, Asensio y Marcelo corren a felicitarlos
Cristiano y Lucas Vázquez se abrazan celebrando el gol del canterano mientras Benzema, Asensio y Marcelo corren a felicitarloslarazon

Cuarto goles de Cristiano coronan un gran partido del Madrid frente a un Girona que dio la cara. Los de Zidane ya tienen la misma pinta que la temporada pasada.

Ha encontrado Zidane la fórmula y no la va a soltar ni en los días de entretiempo como el del Girona, antes del descanso de selecciones y antes de que aparezca la Juve para retar al Madrid. Jugó el equipo de Zizou como lo hizo en París, con Asensio y Lucas de extremos, con un 4-4-2 y con Benzema por cualquier zona y con Cristiano Ronaldo de delantero letal. Ahora mismo no hay máquina más eficiente de hacer goles, como si en vez de un futbolista estuviese en una cadena de trabajo, haciendo algo mecánico, siempre igual, siempre bien. Es asombrosa la racha del futbolista portugués, imparable para todos los porteros que se cruzan en su camino. No hay manera, puedes detenerle alguna y Bono, el guardameta del Girona paró varias, pero está CR7 en un momento en el que las únicas incertidumbres son saber en qué minuto te va marcar y cuántos goles te va a hacer. Hay que contar con eso y después poner la mejor cara que puedas contra la tormenta.

Ronaldo es el final de un equipo armónico como nunca, que ha encontrado el molde y los futbolistas que mejor lo hacen. Con eso, ahora sí, puede Zidane ir cambiando piezas que ya no se nota. Si no juega Ramos, lo hace Nacho; si Modric y Casemiro, repitamos, Modric y Casemiro, se quedan en el banquillo, tampoco se nota. Tiene el equipo la misma pinta que mostraba la temporada pasada por estas fechas, cuando fue como una locomotora hacia los títulos. Y sobre todo, ha cambiado el humor de todos los madridistas: al Bernabéu, amigos, se va a esto, a disfrutar, a ver cómo los rivales son desbordados y cómo van llegando lo goles, con esa hermosa felicidad de la rutina.

Fue en Girona donde se llevó uno de los revolcones de la primera vuelta, porque el equipo de Machín camina por la élite del fútbol sin ningún complejo. No se arrugó en el Bernabéu ni con el marcador en contra, con todo perdido: empató el partido una vez y siguió jugando con las mismas ganas cuando ya llevaba un saco encima. Su primer gol fue de jugada a balón parado, un arma habitual de los equipos de autor. Y acabó haciendo tres. Un acierto del conjunto catalán, que no dolió en un Madrid que no es el del choque de la ida: debe ajustar atrás, pero no se derrite cuando le hacen un gol y no se da trompazos contra la pared cuando los rivales se encierran.

Éste sí sabe dónde está la portería rival y va hacia ella con sentido. Aunque el Madrid jugaba con extremos, fue una maravilla ver cómo casi todos los hombres de ataque se juntaban por el medio, a la espalda de los centrocampistas rivales, allí donde sólo se puede formar un atasco insoportable o, aquí está la clave, jugar al fútbol. Se juntaron Benzema, Asensio, Lucas, Ronaldo y Kroos, el más listo de todos, quien mejor comprendía lo que había que hacer. También aparecía Kovacic, enganchado al buen tono del equipo y sumando. Fue el croata el que empezó la vertiginosa jugada del tercer gol, de toques, rápida, similar a como había sido el primer tanto. Y es que el Madrid está juguetón.

El Girona tuvo un poco de vida después del primer tanto, cuando los locales se relajaron o bajaron un poco el ritmo después de unos veinte minutos muy buenos, de los mejorcito de esta temporada, un fútbol de equipo que ha recuperado la fe en sí mismo. Decía Zidane que todo consistía en ganar y en volver a ganar, para que las piezas se recompusieran. Ha sido así, aunque también han ayudado los cambios en el once, la apuesta definitiva del francés por varios jugadores.

Al principio de la segunda mitad, el Madrid salió para resolver el partido. Al ritmo que jugó muy pocos equipos pueden hacerle frente. Ronaldo hizo sus cuatro goles y otro se lo dio a Lucas Vázquez. Hasta marcó Bale, mientras Benzema era aplaudido por los pases que daba, los balones que robaba en el área de Keylor y se intentaba no reparar en otras cosas. El Karim feliz es el que consigue que Cristiano siga marcando. A veces sus pases, simplemente, estén camuflados: parece que tira, pero lo que hace es buscar el rebote con el portero para que el balón llegue a su amigo Cris.

Se fue aplaudido. No se fíen del frío y la lluvia: es primavera.