Mundial Femenino

Jorge Vilda le da la vuelta a España en 332 días

Once meses después del email de las 15 «rebeldes» el seleccionador ha llevado a España a la final del Mundial 2023

Jorge Vilda, junto a sus jugadoras tras alcanzar la final del Mundial
Jorge Vilda, junto a sus jugadoras tras alcanzar la final del MundialPablo García/RFEF

Casi once meses, 332 días exactamente, separan el día en el que parecía que el fútbol femenino español se derrumbaba para siempre y lafinal del Mundial 2023 que puede llevar a la selección a lo más alto. La noche y el día entre aquel famoso email de las 15 jugadoras que se negaban a ser convocadas si no había cambios en la dirección de la Roja femenina y la cita histórica del domingo frente a Inglaterra. Un proceso tumultuoso con Jorge Vilda siempre en el ojo del huracán, soportando grandes críticas y presiones en muchos momentos y ahora convertido en el creador de un grupo que parecía enfrentado al comienzo de la concentración y algo confuso en lo futbolístico y que ahora aterriza en Australia con una sonrisa y convencido de que puede vengar la derrota en los cuartos de la última Eurocopa ante las inglesas.

Todo comenzó el 22 de septiembre de 2022, cuando 15 jugadoras enviaron un correo electrónico cada una con el mismo contenido, en el que pedían el relevo de Jorge Vilda para volver a ser convocadas. Las conocidas como «rebeldes» desde aquel momento fueron: Ainhoa Vicente, Patri Guijarro, Leila Ouahabi, Lucía García, Mapi León, Ona Batlle, Laia Aleixandri, Claudia Pina, Aitana Bonmatí, Andrea Pereira, Mariona Caldentey, Sandra Paños, Lola Gallardo, Nerea Eizaguirre y Amaiur Sarriegi. Había una mayoría de jugadoras del Barcelona, ninguna del Real Madrid, y no firmaban la carta ninguna las tres capitanas del combinado en ese momento: Alexia Putellas, Jenni Hermoso e Irene Paredes.

La Federación se mantuvo firme, apoyando sin fisuras a Vilda y recordando a las jugadoras que negarse a ir convocadas podía tener consecuencias en forma de inhabilitación. «Es un entrenador ‘‘top’’, protagonista fundamental en el desenlace de este Mundial, con una calidad humana y técnica bestiales. Ha reconstruido de la nada un equipo. Es artífice fundamental e indispensable de lo que está ocurriendo», respondía Luis Rubiales cuando nada más obtener la clasificación para la final fue preguntado sobre si mucha gente le había pedido que despidiera al seleccionador en el último año. «Era gente que si tenía buena fe actuaba con desconocimiento y si no tenía buena fe, lo hacía con resentimiento. Y siempre lo digo, el odio no puede ser el motor en la vida», continuaba el presidente sin moverse nada de la que siempre ha sido su postura en este asunto.

Después de la rebelión, con el paso de los meses la mayoría de las futbolistas fueron moderando su oposición frontal al seleccionador. Fueron ocho las que dieron marcha atrás y avisaron de su disponibilidad para disputar la Copa del Mundo, pero Vilda sólo recuperó a tres de las 15: Ona Batlle, Mariona Caldentey y Aitana Bonmatí. Las restantes siguen el Mundial desde España. Siete de ellas, Mapi León, Patri Guijarro, Claudia Pina, Lola Gallardo, Ainhoa Moraza, Nerea Eizagirre y Amaiur Sarriegi se mantuvieron fuera por decisión propia y las otras cinco

–Lucía García, Laia Aleixandri, Leila Ouahabi, Sandra Paños y Andrea Pereira– tras ser descartadas por el seleccionador por cuestiones técnicas. Aunque no han formado parte del histórico logro del fútbol femenino español, estos días vuelven a ser protagonistas por su estrepitoso silencio. No hubo ni una sola palabra de felicitación, ánimo o apoyo a las compañeras que han estado en Nueva Zelanda y ahora acaban de llegar a Australia. El único gesto reseñable en redes ha sido un «like» de Lola Gallardo a un tuit de Carlota Planas, la primera mujer en dirigir una agencia de futbolistas en España. «Orgullo también de Patri Guijarro, Claudia Pina, Lola Gallardo y Leila Ouahabi por hacerlo posible. Este hito es de TODAS», escribió la agente.

Ni un guiño más se ha podido ver en redes sociales de las que decidieron bajarse de un viaje que en algunos momentos pareció que sería un desastre. Al aterrizar en las antípodas se hablaba de que las convocadas por Vilda no eran un grupo de amigas ni mucho menos unido, que simplemente la profesionalidad las iba a conectar en este torneo. Pero el seleccionador le ha dado la vuelta a eso y se puede ver la química tanto en el juego como en las celebraciones, donde las que juegan y las que no posan felices para la foto.

El seleccionador ha sabido también encarrilar al equipo en el apartado técnico y táctico, y no le ha temblado la mano a la hora de modificar los onces titulares, probando con distintas soluciones en defensa y ataque. Después de la goleada recibida ante Japón cambió a Misa por Cata Coll en la portería y ha encontrado en Salma Paralluelo un gran revulsivo, a la que saca mucho más partido saliendo del banquillo que como parte del equipo inicial. «El grupo ha sido capaz de volcar toda su energía en el objetivo de ser campeonas. Creo que lo que pasó nos ha hecho más fuertes a todos y, bueno, ahora es archivarlo y dejarlo en el pasado», aseguraba.