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Grupo C, Argentina

Mundial de Qatar 2022: Messi: más tranquilo, más humano, más favorito

El «10» afronta su quinto y último Mundial sin agobios, sin ser considerado el mejor y con un equipo bien armado

Messi, en el entrenamiento de Argentina
Messi, en el entrenamiento de ArgentinaJorge SaenzAgencia AP

Leo Messi afronta su último Mundial. «Seguramente lo sea», dice él, de 35 años, apelando a la lógica de que el próximo le pillaría ya con 39. Y, por tanto, está ante la última oportunidad de ganar el título que le falta, el más importante, el más esperado, aunque esa urgencia no parece apremiarle. Al revés. La «sabiduría que le da el fracaso», como decía Robe en los conciertos de Extremoduro, o simplemente la experiencia le hacen afrontar la cita con cierta calma, al menos de puertas para afuera. Casi todas sus participaciones anteriores las hacía desde lo más alto del fútbol mundial, el mejor ,D10S, y todo lo que no fuera levantar la copa era un fracaso. Esta vez no ha figurado entre los nominados al Balón de Oro, después de un curso pasado complicado por el cambio del Barcelona al PSG. Otra cosas está siendo esta campaña, en la que ha recuperado un nivel extraordinario, aunque no llame tanto la atención. Ya no es el mejor indiscutible o ya no se le ve como tal, y desde ahí afronta posiblemente el Mundial con más opciones de ser campeón. El paso de los años le ha ido haciendo soltar lastre. Ganar la Copa América con Argentina en 2021 fue posiblemente el último paso para la liberación. Tantos años detrás de un título con la Albiceleste y no consiguiéndolo le hundían, incluso una vez, al perder la final de la Copa América 2016, lloró y dijo que lo dejaba, que lo intentó todo, «pero no se dio». Conseguirlo fue terapéutico y ahora se le ve más feliz con la camiseta de su selección, disfrutando y en paz, desde dentro del campo hasta fuera de él. Relativizando. Está más con la actitud de «vamos a darlo todo por intentar ser campeones del mundo, pero y si no lo conseguimos, ¿qué?». Ganar ha pasado de ser una obligación a ser una ilusión. No tiene que demostrar nada. Atrás han quedado ya las comparaciones con Maradona.

A Argentina de nuevo se les sitúe entre los favoritos, porque su trayectoria así lo demanda. El de 2006 en Alemania fue el primer Mundial de un Leo Messi demasiado joven que estaba empezando apenas su brillante carrera, aunque ya era campeón de Europa con el Barça, pese a no poder disputar la final por una lesión. La gran polémica de ese Mundial para Argentina fue que el adolescente Leo no jugó ni un minuto del duelo definitivo de cuartos contra Alemania (derrota en los penaltis [4-2] tras el 1-1 del partido). Pékerman era el seleccionador y no puso justificación, aunque hace nada se ha sabido que el entonces atacante azulgrana no saltó al césped porque estaba más que tocado y apenas podía correr. En 2010 Leo llegaba al Mundial como el líder del gran Barcelona de Guardiola, y con Maradona en el banquillo, la tormenta perfecta que terminó en desastres porque de nuevo Alemania se cruzó en su camino en cuartos, para golpear esta vez de forma contundente y dolorosa (4-0). El tercer Mundial, Brasil 2014, fue el de la gran oportunidad, pero Alemania, por tercera vez consecutiva, fue el verdugo, esta vez en la final, con el gol de Gotze en la prórrroga (1-0). Leo recibió el trofeo al mejor jugador del torneo y puso cara de no entender nada. Ni fue su mejor torneo ni fue el mejor. Ya no se esperaba tanto de la Argentina de Leo en Rusia 2018 y así sucedió: Francia y Mbappé pudieron en octavos (4-3) con un equipo que ni brilló en lo colectivo ni tuvo la versión más potente de su estrella.

La increíble racha de Argentina

Esta vez se conjuga todo: un Messi cerca de su fútbol más determinante, contento, reconocido por sus compatriotas, menos rápido, pero más sabio, y rodeado de un grupo sólido que sabe lo que hace. Es más, llegan con 35 partidos consecutivos sin perder (24 victorias y 11 empates) y están a dos de igualar récord histórico de una selección, que tiene Italia (entre el 10 de octubre de 2019 y el 7 de octubre de 2021). En el país se ha desatado la euforia, como se ha demostrado por ejemplo con el álbum de cromos del Mundial, que se convirtió en cuestión de Estado, literal, por la reventa de cromos.