Fútbol
Valencia-Real Madrid (1-2): Nadie para a Vinicius y Benzema
En un impresionante final, el Real Madrid remonta el tanto que había marcado antes Hugo Duro. Los dos delanteros de ataque se cocinaron los goles
Primero se la dio Benzema a Vinicius y minutos después, el brasileño se la dio a Benzema. Había cambiado Ancelotti ya a Modric, a Hazard y a Valverde, pero dejó en el campo a los dos delanteros más decisivos de LaLiga, una pareja extraña porque futbolística y vitalmente son distintos. Han tardado en encontrarse, han pasado por malos momentos, pero ahora viven una luna de miel que lanza al Madrid en LaLiga. En un partido exigente en Mestalla, en un partido que se le pudo escapar varias veces, en el que recibió un gol mediada la segunda mitad y tras un error, en el que sufrió por la intensidad durante muchos minutos, ganó. Está en racha, en ese momento en el que se cree capaz de todo, con Vini y Benzema: justo en ese momento en el que empieza el amor y nada, nada, va a poder extinguirlo.
Ni siquiera el aire que ha dado Bordalás al Valencia detuvo al Madrid. El técnico ha llevado a Mestalla lo que hizo en Getafe. Jugar contra sus equipos es un dolor, porque presionan y presionan. Parecía que iban a estar así los noventa minutos, pero no le dio. Los valencianistas se quedaron sin aire y sin fuerzas cuando aún quedaba tiempo, que con este Madrid, es siempre.
Porque además de Vinicius y Benzema, Ancelotti está clavando los cambios. Salieron Camavinga y Rodrygo, como en Milán, además de Isco y el conjunto blanco se fue al ataque con la desesperación del tanto en contra, pero también con la fe de la juventud. De repente, el Valencia, que había llegado puntual a los cortes, que había atosigado al rival, no estaba para nada: miraba el reloj y los segundos eran minutos y los minutos horas y el Madrid empataba y el Madrid ganaba el encuentro.
El Real Madrid lo pasó mal, antes, durante muchos minutos en Mestalla, porque le era imposible contrarrestar los kilómetros que hizo al rival creyendo que podían ser infinito. Lo bueno de ese Madrid inferior en la intensidad es que le puso carácter y tuvo paciencia para no dejarse llevar por el tanto en contra y para esperar su momento.
Era imposible que el choque se jugara al ritmo al que empezó. Fueron tan a fondo el Valencia y el Real Madrid, ambos en la cabeza de LaLiga y más optimistas que nunca con su comienzo, fueron con tanta intensidad, que antes de la media hora de juega ya se habían lesionado tres futbolistas. Primero Soler, que debería haber sido un mazazo para los de Bordalás, pero no lo fue; después Thierry Correia y el último Carvajal, que no termina de salir de una lesión y se mete en otra, como si el fútbol la hubiera tomado con él. Era el lateral titular de Ancelotti, pero no puede aguantar, por ahora, el ritmo de una temporada y le superó el ritmo del encuentro de Mestalla.
El Valencia salió a por el Madrid sin mirar temporadas atrás, con la energía que ha dado Bordalás a este equipo. A veces ocurren estas cosas: llega un nuevo entrenador, encuentra las palabras, logra tres partidos buenos y se olvida el turbulento pasado de un plumazo. El fútbol no mira para atrás ni para lo bueno ni para lo malo y por eso el Valencia salió como un tiro, presionando la salida del Madrid y sin dejar de correr por todo el campo. Sólo se tomó un respiro algunos minutos en la primera y empezó como un tren la segunda. Cuando quiso darse cuenta, se había quedado sin gasolina.
Ese comienzo lo esperaba Ancelotti, que para sacar la pelota hizo lo mismo que en el segundo tiempo de Milán: pasar de los cuatro hombres atrás en defensa a los tres centrales, con Alaba como primer paso y Modric y Casemiro como receptores para empezar a jugar. Cuando mejor estuvo el Real Madrid fue cuando la pelota pasó por el croata, quien da sentido a todo. Sin embargo, para ganar, no estuvo en el campo. El Madrid necesitaba pulmones y eso se los da Camavinga, un futbolista que ha caído de pie, como pocos, en el Real Madrid.
Hasta que llegó la reacción blanca, lo mejor del ataque fue de Hazard, quien dejó buenos detalles durante la primera parte, que dieron aire a los suyos. Los aficionados del Madrid buscan cualquier excusa para dejar volar la esperanza con el futbolista belga y la verdad es que hay detalles que ilusionan. Una medio ruleta en el área y un taconazo a Benzema también en el área pequeña fueron obra de Eden y los mejores ataques del conjunto blanco. Hazard tiene más ganas que nunca y hay una sensación de impotencia en el madridismo cuando le ve conectar con Benzema. Podrían hacer tantas cosas si tuvieran tiempo.
Como hace ahora con Vini.
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