El Clásico
El drama del Barcelona y los asientos vacíos ante el Real Madrid y el dinero que deja de ganar
El club teme otra vez que haya numerosas entradas sin vender en el partido más importante de LaLiga para los azulgrana
Hace más de año y medio, los defensores de un fútbol puro y antiguo criticaban que los grandes partidos se llenaban de extranjeros, que iban al estadio a hacer turismo. Sin entrar en el esnobismo y el posible racismo que esconden esas críticas, el encuentro de mañana en el Camp Nou les va a dar la razón. Apenas va a haber extranjeros y el estadio, así, va a lucir muchos sitios vacíos. Las agencias internacionales, que preparan los viajes de lujo para estos duelos, tienen planes para el Clásico... del Santiago Bernabéu. «Este no tenemos nada», asegura una de estas agencias de Argentina. «Estamos sin plata, acaban de abrir el país. Siempre hemos organizado viajes con entrada para estos partidos, pero no hay nada para este encuentro». Esperan que con más tiempo de «normalidad», con más recuperación económica y menos miedo, el negocio vuelva y los aficionados recuperen el interés de viajar a otro país para ver uno de los clásicos del fútbol mundial.
En el Barcelona no esconden la preocupación por la timidez de la gente para volver al campo. Se busca la razón, aunque lo probable es que sean varios los motivos de que los dos partidos en los que no ha habido limitaciones de aforo no se ha llegado ni al 50 por ciento de la capacidad del Camp Nou. Frente al Valencia, el fin de semana, un encuentro atractivo, hubo 47.317 espectadores, es decir el 47,62 por ciento de su capacidad. Contra el Dinamo, en Champions, en partido clave y horario de tarde, el aforo fue aún menor: 46,27%, es decir, 45.968 espectadores, cuando el club ofreció rebajas de hasta el 70 por ciento para animar a los suyos.
Hay muchos aficionados del Barcelona que aún temen contagiarse. Esta temporada hay 26.000 abonados que decidieron solicitar una excedencia: no pierden el abono, pero este año no van y el club puede vender sus entradas. Pese a que el coronavirus está descendiendo y el fútbol es al aire libre, el miedo sigue estando muy presente en la sociedad. Pasadas las olas más fuertes, hay quien no quiere contagiarse ahora que el virus parece más débil.
Al miedo hay que sumarle que el Barcelona no está en su mejor momento y que ahora se va al Camp Nou y no está Messi. El equipo de Koeman tiene días buenos y días muy malos y, a excepción, de Ansu Fati, que se ha recuperado hace muy poco, nadie, en el once azulgrana, llamaba la atención.
Y, además, tras año y medio sin ir al fútbol se ha perdido la costumbre. Algún aficionado ahora se lo piensa dos veces antes de meterse en el atasco y la multitud que supone ir a un partido.
Por eso el Clásico se plantea como un punto de inflexión. El club ha planteado un mosaico con el lema «Barça, ara i sempre» (Barça, ahora y siempre) en la grada lateral del estadio junto a una fotografía de los jugadores haciendo piña, rodeada por los colores azulgranas gracias a las cartulinas azules y granates que se repartirán. Se busca la emoción de otros partidos, arropar a los futbolistas, pero que también el público se sienta arropado. Y, principalmente, que la economía del club vuelva a recuperar los ingresos por explotación del estadio. La pasada temporada se ganaron 25 millones y para ésta, se han presupuestado 119. Es un dinero que el Barcelona necesita casi para sobrevivir.
El jueves, la entrada más barata para el encuentro de mañana estaba en unos 160 euros, el viernes ya había muchas entradas por 99. El Camp Nou tiene 99.354 asientos disponibles y en otros encuentros contra el Real Madrid había muchos problemas para conseguir entradas, la reventa se ponía las botas y algunos abonados vendían esta entrada, porque así pagaban el abono de toda la temporada. Ahora no hay demanda.
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