Fútbol

Rayo Vallecano-Real Madrid (3-2): El Madrid está en el Mundial

El conjunto de Iraola gana con justicia a los de Ancelotti, que hicieron el peor encuentro de la temporada, con muchos futbolistas por debajo de sus prestaciones

Vinicius y Lejeune, en el Rayo Vallecano-Real Madrid de LaLiga
Vinicius y Lejeune, en el Rayo Vallecano-Real Madrid de LaLigaManu FernandezAgencia AP

Decía Ancelotti que llegarían días malos tras el gran comienzo del Real Madrid en LaLiga. Ya están aquí, sospechosamente cerca del Mundial de Qatar, cuando los seleccionadores están empezando a dar sus convocatorias y cada golpe es una amenaza. Empató contra el Girona en un mal partido y perdió en un peor encuentro frente al Rayo Vallecano en Vallecas, donde se vio a un mal Madrid, el más malo de este curso, ni siquiera con ambición o capacidad para ir a por el partido cuando los minutos corrían ya a la contra y había que buscar el empate. Nada. El balón fue un problema para los de Ancelotti, que perdieron la pelota muchísimas veces, cerca del área del Rayo, donde Mendy se inventaba pases torcidos, pero también cerca de su área, con Modric sin brújula, Tchouameni muy apagado y Valverde sin gasolina o sin espacio para correr. No dominó nunca el partido el Madrid, sin reacción nunca y apenas hizo ocasiones. Mandó el Rayo de Isi, de Trejo y de Comesaña. El campo es pequeño, pero lo hizo más pequeño aún con la presión y también con la pelota, jugando a lo mismo con el marcador a favor y con el marcador en contra. Un equipo de autor el Rayo, que tiene en el lateral Fran García a un atacante más y que tutea a quien haga falta: al campeón de Europa y el campeón de LaLiga, el equipo desnortado ahora que se ve tan cerca Qatar.

Ni siquiera se pudo agarrar a Vinicius, como suele hacer en estas situaciones, pero es que el brasileño pasó de la excitación absoluta, porque a veces es un él contra todos, al apagón en la segunda mitad, donde el ataque del Madrid, cuando más tenía que aparecer, se volvió invisible, porque el equipo no tenia la pelota. Es verdad que Vini estuvo cerca de expulsar a Baillu, el lateral de su lado y que le agredió cuando tenía una amarilla. Pero el colegiado no quiso verlo.

Sin el brasileño, tuvo que ser Asensio, titular por segunda vez, un futbolista que se tiene que ganar el puesto en el Mundial en vez de tenerlo ya ganado, tuvo que ser el quien tirara de un equipo sin luces ni pasión, que es lo peor. Fue Asensio quien forzó el penalti con el que Modric igualó el tanto con el que había comenzado el choque el Rayo: una de las incursiones de Fran García la remató Comesaña.

El penalti del Madrid llegó casi de la nada, porque quien llevaba el peso del partido era el Rayo, el que proponía y robaba mientras el Madrid no tenía muy claro por dónde andaba, como si jugar un lunes lo hubiera sacado de sitio. Sin embargo, tiene arsenal para marcar hasta cuando sus aproximaciones al área contrario son contadas. Rodrygo era el delantero centro, pero se le veía más por el centro del campo, para ayudar, sin éxito a la construcción del equipo. Sin apenas ocasiones el Madrid hizo el segundo: un saque de esquina que remató con contundencia Militao.

Muchas veces se ha visto un partido así: un Madrid perezoso que en dos puñalada se pone por delante y resuelve la situación. Después el peso de la lógica, la jerarquía o la calidad hunde al rival. Pues ni con eso le dio. Tiene una flaqueza defensiva el conjunto blanco preocupante. Recibe goles todos los partidos y eso acaba pasando factura.Ni Courtois tiene la suerte de lado, porque hasta cuando para los penaltis, se tienen que repetir. En el segundo tanto, tras una serie de rechaces que dice mucho de la poca contundencia blanca, Álvaro García dobló los guantes del portero.

Se vengó el belga parando el penalti a Trejo en la segunda mitad. El primero, porque Carvajal, que habia hecho la mano, entró antes en el área y al repetirlo, no pudo repetir hazaña el guardameta.

El gol de Rayo hizo justicia al partido porque ni en la segunda mitad, cuando solía despertar el conjunto blanco, salió de su incomodidad, de su partido feo y gris. No coordinaba nada, así que Ancelotti dio paso a los revolucionarios: primero Camavinga, para correr ya que no había manera de combinar y después a Mariano, que se está convirtiendo en un síntoma: si sale al campo, es que hay enfermedad. Dio igual. Vini se había vuelto invisible, como Rodrygo, sólo Asensio parecía que podía hacer algo. Pero no fue suficiente.

Once de Ancelotti: : Courtois, Carvajal, E. Militão, Alaba, Mendy, Modrić, Tchouameni, Valverde, Asensio, Rodrygo, Vinicius.