Motociclismo
Jorge Martín, campeón del mundo de MotoGP: "A 300 kilómetros por hora puedo llegar a ver hasta perfecto, después se empieza a nublar todo"
Es el quinto español que gana en la categoría reina y el primer piloto que lo logra con un equipo satélite. En 2025 se va a Aprilia. "Me llevo el '1' a otro sitio y esto tiene que jorobar mucho a más de uno", dice
Jorge Martín (San Sebastián de los Reyes, 1998) es el quinto español que gana el Mundial de MotoGP. Lo ha hecho, además, con un equipo satélite y en el año en el que Ducati lo volvió a dejar fuera para el equipo oficial. Se irá con el "1" a Aprilia la próxima temporada, en la que en principio se descarta como favorito al título.
Nació en Sanse, buenas fiestas ahí. ¿Las ha podido disfrutar algún año?
Sí, sí, cuando vivía en Sanse, cada año las fiestas del pueblo han sido siempre grandes, las corridas de toros y todo han sido una pasada, pero ahora como estoy en Andorra, pues no puedo.
¿Ha corrido los famosos encierros de las fiestas?
Sí, sí, los corrí una vez.
¿Se parece en algo a ir en moto?
Sí, en esa adrenalina de o comes o te comen.
Lo comentaba porque he visto que ha llegado a ir a 363,6 kilómetros por hora. ¿Qué sensación da eso?
Sinceramente, ninguna. Cuando estás en la recta no tienes la sensación de velocidad, simplemente miras el punto de frenada. Además, fue en carrera, así que ni me enteré. Sí hay curvas que son muy rápidas y te da esa sensación de voy a full, pero en la recta no tanto.
¿Hay una velocidad a la que ya dé igual y no se note diferencia?
Yo creo que de 320 o 330 para arriba ya no eres tan consciente de la velocidad. Sí que hasta 300 puedo llegar hasta a ver perfecto, pero a 360 ya ves todo un poco nublado. Lo de alrededor, cada vez el foco se va cerrando, pero estamos acostumbrados.
"Nadie me lo ha puesto fácil ni me ha regalado nada, lo que me hace sentir más orgulloso"
Madrid tampoco es un caladero de pilotos. ¿Dónde entrenaba?
Sobre todo me tenía que ir fuera, me iba a Segovia o a Cuenca, nunca he podido entrenar aquí en Madrid. Ha sido difícil, la verdad, no he tenido ninguna ayuda a nivel, yo qué sé, de licencia... Siempre he tenido que pagar todo como cualquier otro, aunque fuese el único madrileño, digamos, pero bueno, nadie me lo ha puesto fácil, nadie me ha regalado nada, y lo he conseguido. Esto me hace estar más orgulloso.
Todo fue gracias a la familia, incluso con algún momento duro en el que sus padres se quedaron en paro.
Hubo un momento cuando iba a entrenar rookies que ya era un poco crítico, no nos iba tan, tan bien, esto sería 2010 o 2011, y, bueno, lo pasamos como pudimos. El momento de pasar al Mundial fue cuando estaban en el paro, y ya no había opción de nada, o ganaba la rookies o me iba a casa. En mi familia nunca hemos sido pobres, o sea, una familia de clase media normal, a mis abuelos les ha ido bien, nos ayudaban, pero hubo un par de años un poco críticos. Conseguí ganarlo y sacarlo adelante.
Ha ganado con un equipo satélite, creo que el último fue Rossi en 2001...
He sido el primero en ganar así en MotoGP. Lo de Rossi era 500 y tampoco era un equipo satélite, era un equipo oficial, aunque vestido diferente. Pero sí, en MotoGP he sido el primero y el otro que lo hizo fue Valentino, palabras mayores.
¿Cree que en Ducati hay alguien tirándose de los pelos?
Eso seguro, pero tendrías que hablarlo con ellos. Ahora tengo la oportunidad de llevarme el "1" a otro sitio. Esto tiene que jorobar mucho a más de uno, y yo tan feliz.
¿Cómo se plantea la próxima temporada?
Es difícil plantearme algo. No me pongo como favorito al título de primeras porque no tiene ningún sentido. Una moto nueva, sólo la adaptación que requiere... Ya en entender la Ducati he tardado tres años hasta llevarla al límite, es imposible en uno pretender llevar al límite la Aprilia, pero está claro que potencial seguro que hay, la moto ha habido días que ha ido rápido y otros no tanto, y hay que encontrar la regularidad a ver hasta dónde puedo llegar.
¿Es muy distinto conducir una moto u otra?
Al final tú pilotas, pero luego te basas mucho en tus sensaciones. Unas motos tienes más tracción, otras tienes más feeling con la parte de adelante... Es entender cuál es el punto fuerte de la moto para poder aprovecharlo y luego encontrar un balance bueno para que a ti como piloto te sea más natural pilotar.
¿Su cambio fundamental este año ha sido mental?
Mental obviamente ha sido un cambio grande, lo he trabajado y me ha ayudado mucho, tanto en lo profesional como en lo personal, pero sobre todo la clave es ser rápido cada fin de semana, para poder hacer podium tras podium. El día que puedes, ganar y si no llevar lo máximo a casa cada día. He hecho tres errores este año que, bueno, podían haber sido cero, pero mejor tres que nueve, y al final es lo que ha decantado un poco la balanza a nuestro favor.
Pasamos de la cabeza al físico. Puede hacer de media en una carrera cerca de 200 pulsaciones por minuto.
Es un deporte muy físico, sobre todo las carreras de calor, a lo que se suma el calor que te tira la moto, especialmente si vas a rebufo, es una locura. Y sí, hago medias de 190, 195 pulsaciones... Trabajo mucho el cardio con la bici, pero también hago muchas saunas, intento habituarme a esas temperaturas extremas. No es fácil, pero hay que trabajar todo con mucho detalle para poder llegar al éxito.
"Cuando nos retiremos, podré ir a cenar con Bagnaia y echarnos unas risas de las anécdotas"
Y ahora vamos al estudio. ¿Podría hacer una carrera con los ojos cerrados?
Sí, podría visualizarlo, y equivocarme, yo qué sé, en cuatro o cinco segundos. Al final lo tengo todo muy dentro y también entreno la visualización.
¿Qué le dijo Bagnaia, campeón en 2022 y 2023, al que venció? Porque se llevan bien.
Sí, nos llevamos muy bien, tenemos una relación peculiar. Llevamos muchos años juntos, hemos sido compañeros de equipo, y él al final estaba contento por mí, se ha visto que es una persona muy noble.
Rompen con los malos rollos de algunos años entre rivales, pero supongo que no es fácil ser amigo y rival.
No es mi amigo, pero tengo muy buena relación con él. Creo que esto sólo lo entenderemos él y yo, porque nadie ha vivido durmiendo dos años juntos en la misma habitación, entonces es difícil desde fuera percibirlo o entenderlo, pero al final hemos sido como uña y carne dos años de nuestra juventud, nos unimos mucho, luego nuestros caminos se separaron, pero estoy seguro de que cuando nos retiremos podremos ir a cenar juntos y echarnos unas risas de las anécdotas.
¿Llevará el “1” el año que viene o seguirá con el ''89''?
Estoy pensando. El “1” es una gran responsabilidad también. Me quedan dos meses para darle vueltas.
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