Karate
Damián Quintero, la plata era el techo
El subcampeón olímpico de katas no cometió un solo error en la final y disfrutó “como un enano”. Él y Sandra Sánchez serán los abanderados en la ceremonia de clausura
En el país donde el karate es una religión España asombró. Damián Quintero sumó una plata al oro de Sandra Sánchez en katas y Japón se rindió a una pareja extraordinaria. El premio para ambos, además de las medallas, será ejercer de abanderados en la ceremonia de clausura de mañana. Su rendimiento en los Juegos ha sido soberbio. Llegaban como números uno del mundo en sus respectivas disciplinas y se despiden de Tokio confirmando a España como una potencia mundial del karate. A Damián sólo le frenaron los jueces y la gélida perfección técnica de Ryo Kiyuna. A Sandra no pudo frenarla nadie. Arrebatar dos oros en katas a Japón en el templo mundial del karate era un sacrilegio y el sueño de Damián se hizo realidad en el segundo lugar del podio.
El destino del héroe japonés estaba poco menos que escrito. Jugaba en casa, nació en Okinawa, una de las islas en las que surgió el karate, y es multicampeón del mundo. El estreno y despedida del karate en unos Juegos le tendrá también como campeón olímpico. Son las dos cuentas pendientes que tiene el español. Ha ganado medallas de todos los colores, es múltiple campeón de Europa, pero tiene pendientes los oros mundiales y olímpicos. Por el primero seguirá peleando; por el segundo, no. El COI no está dispuesto a dar otra oportunidad al segundo arte marcial más practicado del mundo.
En la final, el kata «Ohan Dai» del nipón fue puntuado con 28,72 puntos. La intensidad y potencia de Quintero en el «Suparinpei» se quedó en un ajustado 27,66. Si la final femenina era la esperada por todo el mundo, la final masculina también medía a los dos mejores del planeta. En las rondas clasificatorias, Kiyuna y los jueces marcaron terreno. El español acabó primero del Grupo A tras presentar los katas «Kururunfa» y «Ohan Dai» que le dieron una nota media de 27,37 puntos. Kiyuna lideró el Grupo B con 28,33 puntos en los katas «Ohan» y «Anan». En la siguiente ronda, en la que los clasificados debían hacer un kata más para decidir los cruces por las medallas, Quintero logró un 27,28 y Kiyuna un 28,72, ambos con un «Anan Dai». Fue lo más cerca que estuvo el español del favorito.
El milagro sólo podía llegar con un error del japonés que no llegó a producirse. Pero es que el «Suparinpei» del español en la final fue impoluto. Quintero combinó potencia, ritmo y sentimiento a partes iguales. El apartado físico supone el 70 por ciento de la puntuación y el técnico, el otro 30. La sensación de poderío de Quintero durante todo el kata y su estabilidad en la complicada fase final eran avales suficientes para aspirar al oro si no hubiera estado Kiyuna enfrente y la competición hubiera sido lejos del Nippon Budokan. Una nueva derrota en la final iba a ser demasiado para Japón.
Quintero confesó antes del combate decisivo que había pasado «un par de días agobiado y con muchas cosas en la cabeza, pero me he venido arriba». En el día D todo cambió. «Es que me ponen una escalerita y me emociono. He conseguido evadirme de la atmósfera, me he encontrado muy a gusto y ha salido el trabajo de todos estos años», aseguró el bonaerense de nacimiento y malagueño de adopción.
«Para mí no es una plata, es oro. Estoy hipercontento. He disfrutado al máximo. Venía con mucha presión, pero el día de hoy ha sido increíble. Me he subido al tatami y he disfrutado como un niño todas las eliminatorias. Me llevo una medalla que ni en mis mejores sueños, cuando veía los Juegos Olímpicos en televisión, lo pensaba. Me la llevo para casa a disfrutarla y espero que España entera la haya disfrutado conmigo. Prometí que venía a disfrutar y lo he hecho como un enano», aseguró después de un prolongado abrazo con Jesús del Moral.
Él es la tercera pata de las dos medallas en Tokio. El seleccionador nacional ha convertido a España en un referente con dos karatecas ya veteranos. «Esto va a ser algo que se recordará toda la vida. Es un momento histórico y en un lugar histórico. El karate tiene mucho que ofrecer como filosofía y armonía, algo que nos hace falta en la sociedad», comentó el técnico.
Quintero, ingeniero aeronáutico por la Politécnica de Madrid y con dos Masters, había prometido a su hermana, que celebraba el jueves su cumpleaños, un gran regalo. «Esta medalla es también para ella y para toda la gente que me ha ayudado desde que empecé a practicar karate con seis años», confesó.
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