Vuelta a España
Kuss mantiene el maillot rojo de la Vuelta ante la amenaza del fuego amigo
Roglic y Vingegaard abandonaron al estadounidense en la subida al Angliru. El esloveno fue el ganador de la etapa
Ocho segundos permiten a Sepp Kuss mantener el liderato en la Vuelta. Ocho segundos de ventaja y 21 de angustia, los que le recortó su compañero Jonas Vingegaard para acercarse un poco más en la clasificación.
Kuss salvó el liderato después de una crisis en los últimos dos kilómetros de la etapa, cuando los tres corredores del Jumbo se quedaron solos en la cabeza de carrera y Roglic impuso un ritmo demasiado alto que sólo pudo aguantar Vingegaard. Kuss dijo algo por la emisora del equipo y sus dos compañeros se marcharon sin mirar atrás.
Había advertido el estadounidense de que no quiere ganar la Vuelta por un regalo de sus jefes y peleó para merecerse ese jersey rojo que sigue vistiendo. Era el día de su cumpleaños y no quería celebrarlo con la amargura de verse desplazado de la primera plaza de la general.
Para ello contó con la ayuda de un aliado inesperado, Mikel Landa. El corredor alavés fue el único que resistió el rodillo de los Jumbo. Primero puso a trabajar a su equipo con la idea de ganar la etapa. Wout Poels, que ya hizo ese trabajo para llevar a Froome hasta la cima del Angliru en 2017 cuando sólo Alberto Contador, en su despedida triunfal, pudo entrar por delante de ellos.
Más tarde, cuando ya se había quedado descolgado ante el pedaleo de Vingegaard, Roglic y Kuss, supo mantenerse a su ritmo para recuperar fuerzas y rescató al líder por el camino. Juntos fueron descontando segundos hasta llegar a la meta, donde el español no le quiso disputar la bonificación que le permitía recuperar dos segundos a Vingegaard.
Para Mikel daba igual ser tercero que cuarto. Lo suyo son las actuaciones deslumbrantes, las victorias épicas. Lo demás no importa, aunque con 33 años –cumplirá 34 en diciembre– y sin ganas de venir a disputar la Vuelta cuando le mandaron, está en el nivel del mejor español de la carrera. Sólo 16 segundos le saca Juan Ayuso en la general. Y ha superado a Enric Mas, que desapareció antes de que llegaran los tramos más duros de la lucha por la etapa.
El joven corredor del UAE se descolgó a falta de cinco kilómetros para el final, pero Matxin, el mánager de su equipo, ya era consciente de que el Angliru no era terreno para recortar tiempo a los de delante. Por eso lanzó por delante en un ataque lejano a Marc Soler, en la subida a La Colladiella, cuando Evenepoel marchaba ya por delante.
El belga se ha tomado en serio el maillot de la montaña y saltó con la intención de acumular puntos en La Colladiella y en El Cordal a la espera de tener algo de suerte y de que los que luchan por la general tuvieran algo de compasión para poder ganar en el Angliru.
Pero los de arriba no tienen compasión ni de sus propios compañeros. Roglic tiró a su ritmo y sólo lo siguió Vingegaard. «El segundo día de descanso tuvimos una reunión entre nosotros y decidimos que el más fuerte debe ganar la general», explica Kuss. No quiere regalos el estadounidense, pero tampoco quiere regalar la posibilidad de ganar su primera grande a los 29 años.
La pelea de los tres corredores de Jumbo por la Vuelta no ha afectado al ambiente dentro del grupo. O eso dice Roglic. «Seguimos todos juntos en el bus, en ,las cenas, nos divertimos, es un momento muy dulce para el equipo», asegura. Pero el abrazo de Kuss a Vingegaard cuando cruzó la meta no fue tan afectuoso como el que le dio a Roglic. El peligro es el fuego amigo.
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