Opinión
Lamine Yamal, Nico Williams y las risas
Lo mismo la Eurocopa puede ser que no haya llegado demasiado pronto a este grupo de futbolistas
Hay imágenes y gestos reveladores de la actitud y el talante con que España se está tomando la Eurocopa. Lo que antes era un rictus colectivo de opositor de notarías en los 70 se ha convertido en una sonrisa despreocupada de niño de primaria que empieza las vacaciones. Y eso incluye los dos partidos de verdad, Croacia e Italia, y el «amistoso» ante Albania. El buen rollo empieza con el seleccionador. De la Fuente es tan capaz de saludar a aficionados en la grada antes de comenzar una segunda parte como de presumir de la primera fase con el descaro y la ambición con que Carlitos Alcaraz analiza un partido de Grand Slam. Que lo peor de España en las tres primeras fechas haya sido ese uniforme amarillo del día ante Albania habla del estado de optimismo que ha sembrado la selección.
En ese clima, tan ajeno al conflicto RFEF-CSD y demás tostones, tienen buena parte de culpa los recién llegados. El túnel de vestuarios, como tantos otros escenarios, ha dejado de ser un lugar ajeno a las miradas de los hinchas. En Gelsenkirchen, antes del España-Italia, en el túnel que simula ser la galería de una mina, estaban Lamine Yamal y Nico Williams echándose unas risas como si enfrente no estuviera la «Azzurra» y fueran a jugar una tarde cualquiera en el patio del colegio. Eran dos amigos pasándose consignas que se resumen en un «que se preparen». Esa normalización de lo que antes era un 8.000 para el equipo nacional es una de las claves del funcionamiento del grupo. Ver a la pareja en el banquillo ante Albania junto a Pedri es una prueba de todo lo bueno que está por venir.
Ahora que llega el torneo de verdad, aunque algunos octavos de final puedan sonar casi a broma, España debe reincidir en ese estilo ecléctico y alejado de dogmas que la ha llevado hasta aquí. Se trata de intercalar a Quevedo, Bad Bunny, Myke Towers o AC/DC con Julio Iglesias o una sevillana. Los temores de los clásicos sonarán hasta el domingo recurriendo a lugares comunes. Que si no ha habido un partido difícil, que si nunca hemos estado por detrás en el marcador recordando los empates «in extremis» de Alemania e Italia, que si no hemos pasado el día malo de todos los campeonatos, que si jugamos como nunca para perder como casi siempre... y en las excepciones a ese casi siempre, la España de Luis en 2008, es dónde hay que cobijarse. Lo mismo la Eurocopa no ha llegado demasiado pronto a este grupo.
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