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Las claves de la debacle de Garbiñe Muguruza

En los dos últimos «Grandes» ha caído en primera ronda y sigue en busca de entrenadora

Garbiñe Muguruza trata de devolver con un revés a dos manos una pelota ante la estadounidense Riske
Garbiñe Muguruza trata de devolver con un revés a dos manos una pelota ante la estadounidense Riskelarazon

Garbiñe Muguruza tampoco pudo enderezar su pésima temporada en Nueva York. La exnúmero uno de la WTA cayó en primera ronda del Abierto de Estados Unidos ante la estadounidense Alison Riske, número 36 del mundo, por 2-6, 6-1 y 6-3. La despedida de su entrenador Sam Sumyk el pasado mes de julio, después de caer también en la primera ronda de Wimbledon, y la colaboración con la capitana de la Copa Federación, Anabel Medina, de momento no han dado fruto. Garbiñe se lo toma con calma a la espera de la gira asiática. Tiene previsto jugar en Osaka, Wuhan, Pekín, Hong Kong, y si se clasifica, en Zhuhai. Todo sea por enderezar la peor temporada de su carrera.

La fragilidad mental y las constantes desconexiones han condenado este año a la ganadora de dos Grand Slams (Roland Garros 2016 y Wimbledon 2017). Los altibajos en los partidos han sido una constante. Durante los sets e incluso dentro de un mismo juego. El tenis de Garbiñe es una montaña rusa. La derrota ante Riske fue la última prueba. Arrancó el partido a un nivel notable, se hizo con el primer set y luego se convirtió en una máquina de perder saques y de cometer errores no forzados. La tóxica relación con Sam Sumyk terminó después del papelón de Wimbledon. En Londres cayó en primera ronda ante una brasileña procedente de la previa y que era la número 121 del mundo, Haddad Maia. Lo mejor de aquel torneo fue la decisión de separar su camino del entrenador francés con el que había mantenido numerosas discusiones en público.

Antes de Wimbledon, el año de Garbiñe ya había sido caótico con la única excepción de la victoria en Monterrey. En Australia y en Roland Garros no superó la cuarta ronda; en Madrid cayó en el estreno; en Miami, en segunda ronda... Y muchas de las derrotas llegaron ante jugadoras que rondan el «top 100». En sus últimos tres torneos (Wimbledon, Cincinatti y Abierto de Estados Unidos) sólo ha jugado un partido. Y su balance de victorias/derrotas esta temporada es un descorazonador 21/13. Ella, actual número 25 mundial, ha decidido tomarse este mal momento con mucha calma: «De momento no tengo nada definido. Voy semana por semana. Sí es cierto que no tengo ninguna prisa por buscar a alguien, a un entrenador en especial. Es importante elegir bien y estoy pasando por esta temporada que es interesante con Anabel aquí». Y qué busca Garbiñe: «Un entrenador, bajo mi punto de vista, tiene que ser alguien que conozca el alto nivel, tenga un carácter fuerte y que pueda congeniar conmigo. Ésas son para mí tres claves muy importantes», dijo en Nueva York. «De momento me siento muy competitiva y doy problemas a todas las chicas», afirmó. Quizá el problema es que la hispanovenezolana tiene mucho más tenis que para causar simples problemas al resto de chicas.