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Nueva era

MotoGP echa de menos el pique Márquez-Rossi

El Mundial vive un periodo de transición después de la retirada de Valentino y los problemas físicos de Marc. Las caras nuevas no generan la misma atención

Fabio Quartararo, líder actual de MotoGP, en la primera sesión libre del Gran Premio de Japón
Fabio Quartararo, líder actual de MotoGP, en la primera sesión libre del Gran Premio de JapónKIMIMASA MAYAMAAgencia EFE

La semana pasada le preguntaron a Rossi su opinión sobre el regreso de Márquez después de su cuarta operación en el brazo derecho. «¿La vuelta de quién? Ah, sí, me parece muy bien», fue la fría respuesta de Valentino a pesar de lo mal que lo ha pasado Marc en los últimos tiempos. El italiano no le va a perdonar jamás lo que él cree que sucedió en la temporada 2015, la de la famosa patada de Malasia y en la que acusó a los españoles de «biscotto» para que no consiguiese su décimo título mundial. Sus luchas dentro y fuera de la pista llevaron a MotoGP a alcanzar picos de audiencias televisivas y de atención mediática que ahora se echan de menos. Estaban en todos los telediarios, se escribían páginas y páginas en los periódicos y las cámaras no perdían detalle de los gestos que hacían al quitarse el casco después de los cara a cara sobre el asfalto.

El adiós definitivo de Valentino y los dos años de problemas físicos de Marc, que ha estado más tiempo de baja que corriendo, terminaron con la última gran rivalidad en MotoGP, un campeonato que pasa por un periodo de transición y necesita reinventarse. El Mundial, en cuanto a puntos, está que arde, con los tres candidatos en sólo 17 a falta de cinco carreras para el final. La ventaja de Quartararo ha encogido hasta los 10 puntos con Bagnaia y Aleix acecha siete más allá. Se suceden los distintos ganadores y, varias marcas, todas menos Honda curiosamente, tienen al menos una victoria este curso 2022.

A pesar de todo eso, se nota cierta pérdida de atractivo, que se ve reflejada en el descenso de venta de entradas en muchos circuitos y en la bajada de las audiencias televisivas y de las horas y páginas de atención mediática. «Las nuevas estrellas de MotoGP son demasiado buenos chicos», se desliza desde el «paddock». Se echa de menos que se enfaden cuando después de una batalla uno le gana al otro en la última curva. Sería ideal tener algo más de polémica de la buena, esa que sale de la mezcla de las peleas carenado con carenado y del afán competitivo. Los últimos campeones, Quartararo y Mir, lucen una eterna sonrisa por muy mal que se les pongan las cosas y Bagnaia no puede tener más cara de bueno ni ser más educado. De hecho, en Japón ha pedido que no obliguen a las otras Ducati a ayudarlo, algo que sería impensable de parte de otros grandes campeones históricos.

La esperanza es que el gallinero se pueda revolucionar con la vuelta de Márquez, que ya hizo ruido en Aragón, aunque no fuese de la manera que le hubiera gustado. Los pinchazos en las webs especializadas repuntan cuando Marc entra en acción y sólo hay que ver el revuelo que levanta en el «paddock» para confirmar que sigue siendo el estandarte del Mundial.

Los organizadores son conscientes de que ha llegado el momento de renovar el campeonato en esta nueva era después de Valentino y han actuado de forma rápida y contundente al anunciar el cambio de formato de fin de semana para 2023, con la inclusión de una carrera sprint para los sábados a las 15:00 horas. Reducen entrenamientos para hacer dos carreras por Gran Premio en busca de aumentar el atractivo de MotoGP.