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El tremendo accidente entre Quartararo y Marc Márquez que dejó fuera de carrera a los dos

Se tocaron en la primera vuelta del Gran Premio de Aragón y el líder acabó en el suelo. Después, Marc chocó también con Nakagami en plena recta

Quartararo, dolorido en el suelo tras su caída con Márquez
Quartararo, dolorido en el suelo tras su caída con Márquezmotogp.comfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@731b78c5

Desde hace dos años nada es fácil para Marc Márquez. No gana para sustos desde que se rompió el húmero en Jerez en julio de 2020 y su regreso después de la cuarta operación y más de cien días de baja fue de locos. ¿Qué hubiera sucedido después de la gran salida que hizo (del 13º al 6º) si todo hubiera sido normal? Nadie lo sabrá y el propio protagonista tiene esa duda. «Me quedo con la incógnita después de la salida que he hecho y el ritmo que han llevado los demás. Veremos qué pasa en el futuro», decía Marc con cara todavía de susto por lo que pasó nada más apagarse el semáforo.

Quería darse una alegría y hacer disfrutar a los aficionados de Motorland, al mismo tiempo que hacía kilómetros y recuperaba sensaciones de carrera. En cuanto se apagó el semáforo recuperó siete posiciones, pero al llegar a la curva tres empezó la película de miedo. Tuvo que frenar antes de tiempo, la moto le derrapó un poco de atrás y Quartararo estaba pegado a él preparando el adelantamiento. El francés no pudo evitar el contacto y se dio un buen golpe contra el suelo. Y no sería el último, porque cuando le llevaban en scooter al «paddock», chocó contra otra moto y se cayó de nuevo. «Menos mal que no me había quitado el casco», bromeaba en medio del drama, porque su ventaja de treinta puntos se quedó reducida a diez y encima tenía el cuerpo lleno de abrasiones. «Me sabe mucho peor lo que pasó por Fabio que por Nakagami, porque se está jugando un Mundial y sé lo que pasa, sé lo que es perder una carrera por un toque con un piloto», explicaba Márquez, que primero se tocó con el francés y después con el japonés. La primera acción fue una clara circunstancia de carrera, reconocida por el propio Quartararo, y la segunda vez tuvo que ver los daños que la Honda tenía de la primera colisión. Un trozo de la Yamaha quedó en la rueda de trasera de la moto de Marc y cuando fue a activar el «holeshot» (el dispositivo que baja la suspensión trasera) se le bloqueó y se fue directo en plena recta contra Nakagami. Otro contacto y otro piloto al suelo, mientras Márquez ya se salía definitivamente de la pista para abandonar.

«En una recta nunca voy a ir contra otro piloto, y menos estando por delante y en una carrera en la que no me juego nada. La moto se me tira a la izquierda y desacelera porque tenía un problema mecánico. Entonces es cuando impacto con Nakagami, que es una caída muy peligrosa porque es de las que no te esperas», añadía Márquez, al que ya muchos acusaban en redes de una acción antideportiva. «Los haters siempre ganan, si no es eso, dirán otra cosa», se defendía el de Cervera, que se pasó tanto por el box del Idemitsu Honda como por el hospitality de Yamaha para dar explicaciones a los damnificados. «Lo importante es que los dos están bien. Ha sido mala suerte, se han juntado varias cosas y ha pasado. Es una lástima, porque quería hacer una buena carrera y creo que podíamos disfrutar delante de la afición», continuaba el número 93, que quería acumular kilómetros y no hizo ni tres.

«El objetivo no está cumplido, preferiría haber hecho una mala salida y no haber durado sólo dos curvas. Lo positivo es que en todo momento me he sentido seguro encima de la moto. Me he sentido por momentos mejor de lo que yo esperaba», comentaba sobre su plan en lo que queda de curso. Quería terminar la carrera, pero también competir y ver en qué punto se encuentra realmente en su puesta a punto. No tendrá que esperar mucho, porque el próximo fin de semana la acción continúa en Motegi, y quería verle el lado bueno a no poder haber hecho una tirada larga en Motorland. «Me faltan kilómetros y a cambio vamos a ir más descansados a Japón».

Su madre, Roser, lo vio en el propio circuito y su recomendación fue que si se sentía cansado, se retirara. No le dio tiempo con ese arranque de auténtica locura.