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Quim Navarro, una mochila y 5.850 kilómetros

El deportista catalán pretende superar el récord de la ruta que separa Lima de Río de Janeiro en autosuficiencia. 73 días de aventura transamericana

Quim Navarro, una mochila y 5.850 kilómetros
Quim Navarro, una mochila y 5.850 kilómetroslarazon

No hay que confundir la aventura con la improvisación, por eso Quim Navarro lleva dos años preparando sobre el terreno su próximo desafío. El 1 de junio comenzará a recorrer el camino que separa Lima de Río de Janeiro, 5.850 kilómetros sin más ayuda que la de su mochila, más de 50 kilos de peso que irán adelgazando, igual que él, con el paso de los días. Su objetivo es recorrerlo en menos de 73 días y tres horas para superar el récord de Serge Girard.

“Llevo invirtiendo más de ocho años en este viaje”, explica Quim. Aunque de manera exclusiva desde hace dos años. “He viajado con guías locales para ver si era viable. Hasta hace tres meses no estábamos seguros de si lo iba a poder hacer”, asegura. Ha tratado, sobre todo, de localizar lugares donde pueda dormir lejos de los mosquitos y de encontrar agua potable. “Es un sueño de infancia”, afirma. Entre los 12 y los 15 años ascendió ya las 11 cimas más altas de los Pirineos. Vivía en plena naturaleza y la ayuda de su hermano, miembro de una unidad de esquiadores de élite, fue el empujón definitivo.

Quim, que probó varios deportes –recuerda con especial cariño los campeonatos ganados en la adolescencia con el Grupo Ifa Granollers de baloncesto- acabó regresando a su lugar, a la montaña y a la naturaleza, cuando ya estaba más cerca de los 30 que de los 20. Trabajaba como asesor de marketing y competitividad para empresas, pero descubrió que aquella no era la vida que le gustaba y se lanzó a la aventura.

Ha superado retos como la ruta del Cister o el Camino de Santiago completo “non stop” y sin ayudas, sólo cargado con su mochila. También ha superado el récord de velocidad en la ruta Transpirenaica, el viaje entre el Mediterráneo y el Atlántico, aunque tuvo que cambiar de planes a mitad del camino. Problemas físicos y climatológicos le impidieron completar el recorrido que había previsto, al que añadía el paso por las 11 cimas pirenaicas que superó entre la infancia y la adolescencia y se centró en el reto del tiempo. Aunque él prefiere disfrutar del camino que los récords. “Los récords te los pueden quitar, pero nadie te puede arrebatar las experiencias que has vivido”, afirma.

Por eso, al recorrido entre Lima y Río le ha sumado 500 kilómetros para disfrutar del patrimonio natural y cultural de los lugares que atraviesa. Subirá al Machupichu y cruzará las cataratas de Iguazú por placer, aunque lo que más ilusión le hace es subir al Ausangate, la montaña sagrada de los Andes. Por algo se define sobre todo como “montañero”.

El reto, que pretende terminar coincidiendo con los Juegos Olímpicos que se disputan en Río. Comenzará con un peso de 95 o 96 kilos y prevé terminarlo con 80. “En el Camino de Santiago perdí ocho kilos en seis días, pero por una mala estrategia”, confiesa. La alimentación y la hidratación son fundamentales para recuperar. A medida que pierda peso y comience a disminuir también la carga de la mochila variará de estrategia. Con más de 50 kilos cargados a la espalda es imposible correr. Por eso, comenzará caminando y cuando la carga comience a bajar de los 22 kilos aprovechará las bajadas para acelerar. Cuando cargue ya con menos de 18 kilos podrá correr para completar la media de casi 80 kilómetros diarios. Aunque para él, los números no son lo más importante. “Se trata de enfocar la vida a lo que te gusta y no seguir las indicaciones de otros”, dice. Y en eso está.