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Sergio Ramos: "En Barcelona dirán que debo ir a la cárcel con Puigdemont"

Sergio Ramos vio la cartulina amarilla en el minuto 58 de partido tras un lance con Luis Suárez en el que el conjunto catalán reclamó agresión del central sevillano.

Sergio Ramos protesta en el suelo durante el partido. EFE / Rodrigo Jimenez
Sergio Ramos protesta en el suelo durante el partido. EFE / Rodrigo Jimenezlarazon

Después de su dominio en la primera parte, recibir los goles del Barcelona creó mucha impotencia en los jugadores blancos, que no sabían cómo reaccionar. Sergio Ramos, por ejemplo, en una jugada en una zona sin ningún tipo de peligro golpeó a Luis Suárez y el árbitro le mostró amarilla. «En Barcelona dirán que tengo que ir a la cárcel, con Puigdemont. Pero estoy muy tranquilo, es una jugada en la que voy al choque, me lo intento quitar de encima ni le doy ni hago intención de darle», aseguraba después el capitán del Real Madrid, que siempre sale a hablar en los días malos como el de ayer. Su referencia a Puigdemont sorprendió porque después de las elecciones catalanas se esperaba un día en el Bernabéu con más contenido político, pero apenas sucedió nada fuera de lo normal. Quizá alguna bandera de España más de las habituales, pero la tensión del choque, la emoción del empate a cero y la decepción posterior hicieron que la grada se olvidase de todo lo que no era fútbol.

Lo que se preguntaban los aficionados y tampoco tenían respuesta los jugadores o el entrenador blanco era por qué había habido tanta distancia en el Madrid de la primera mitad con el Madrid que saltó al campo después del descanso. Del extremadamente competitivo al desconectado: «La palabra no es desconectados. Tuvimos una gran primera parte, en la segunda sí es verdad que no salimos bien. Hubo un desgaste por el esfuerzo y el quedarse con uno menos nos pasó factura», explicaba Sergio Ramos. Era como si todo hubiese cambiado: «El planteamiento no ha cambiado. Eran los mismo jugadores, pero sin Carvajal tuvimos que retocar. Generas un desgaste muy importante y en los primeros minutos de la segunda parte lo notamos», continuaba el capitán.

Antes, Marcelo daba la misma explicación: «¿Desconectados? No. Hemos hablado para salir igual. Cuando pierdes un jugador es mucho más difícil. Hicimos muy buena primera parte. Han sido dos partidos distintos». El Madrid pasó de dominar al Barcelona a ser claramente superado: «Hemos intentado seguir como en la primera parte. Jugar contra el Barça es cansado. Lo intentamos, pero fue distinta. Nos han matado al perder un jugador. Hemos intentado hacerlo todo. Contra el Barcelona nunca es un partido fácil. Encajamos un gol, tratamos de seguir, pero estuvimos peor que en la primera parte. El Barça es un gran equipo». Marcelo explicó que la Liga es muy complicada y que el equipo había mal acostumbrado a los seguidores. Después lo aclaró en Twitter. «Llevo aquí muchos años dando el máximo de mí y seguiré dándolo, nos matan por cosas q no son verdad! O no han comprendido o no quieren comprender: mi comentario ha sido explícitamente a la Prensa, no a nuestra afición».

Lo que en el Madrid era desolación, en el Barcelona era alegría. El viernes había perdido el Atlético, derrotaron al Madrid y luego también perdía el Valencia. Todos los perseguidores aún más distanciados: «La primera parte ha sido igualada, pero en la segunda mitad hemos sido superiores a ellos. Contentos no tienen que estar. La Liga no es definitiva porque hay dos equipos que están mejor que ellos en la clasificación, pero ante el eterno rival y jugar así la segunda parte es de admirar y tenemos que estar orgullosos todos», explicaba Jordi Alba.

La gran pregunta es si la Liga está sentenciada: «No está hecha ni mucho menos. Hay otros perseguidores a menos puntos. A los culés les digo que saboreen esta victoria, que pasen unas buenas navidades y el año que viene ojalá que las sensaciones sean tan buenas como ahora», pedía Iniesta. «Estamos obligados a luchar hasta el final, aunque sí que se pone complicado, pero está en nuestro ADN el no rendirnos. Hay que ser realista, está complicado», aseguraba Sergio Ramos.

El Madrid confía en su pasado: hace dos años empezó enero muy lejos del Barcelona y le apretó hasta el final. Es una situación muy parecida: «Hay que seguir y seguir, tener algo de suerte y hacer lo nuestro», era el consejo que daba Marcelo.