Tenis
Djokovic no se explica desde la lógica: derrota a Fritz y desafía a Alcaraz en las semifinales del US Open
El serbio se impuso al cuatro del mundo (6-3, 7-5, 3-6 y 6-4) y, con 38 años, alcanza la penúltima ronda de los cuatro Grand Slams en 2025
Si se analiza el tenis desde el punto de vista de la competición, Novak Djokovic es el mejor de la historia sin discusión. Tiene prácticamente todos los récords, pero también tiene 38 años. Hoy en día, una cosa debería compensar la otra, incluso que poco a poco en su nivel pesara más la edad, pero no... Sigue dominando a la mayoría de jugadores del circuito, a tenistas como Taylor Fritz, en su plenitud, en el mejor momento de su carrera, número cuatro del mundo, pero derrotado por el serbio en los cuartos de final del US Open (6-3 7-5, 3-6 y 6-4). No se puede explicar desde la lógica. “No sé cómo he ganado”, decía el propio Nole. Pero sí lo sabe, porque lo ha hecho tantas veces...
“¿Por qué sigue jugando Novak Djokovic, con todo ya conseguido, sin nada que demostrar?”, se preguntan algunos. “¿Por qué no?”, contesta él, que se siente competitivo, aunque tenga que pagar peajes como el de perderse el cumpleaños de su hija. Para ella fue la celebración final, el bailecito imitando un grupo de K-Pop que le gusta a la pequeña Tara.
Djokovic, entre otras cosas, sigue en activo porque todavía tiene desafíos, y uno de ellos es intentar vencer a los dominadores actuales, Sinner y Alcaraz, como hace con el resto, a los que tiene la moral comida. Con sus 38 años, ha llegado a las semifinales de los cuatro Grand Slams en 2025. En Roland Garros y Wimbledon cayó con claridad con Sinner, que es quien parece que más le ha perdido el respeto, en el buen sentido: el italiano le ha superado las últimas cinco veces que se han enfrentado. Carlos también ha podido con él en dos finales de Wimbledon, pero a español sí le ha vencido recientemente en duelos importantes, como la final olímpica en París o los cuartos del Open de Australia, en enero (el serbio estaba tocado, y no pudo ni acabar su semifinal con Zverev). Han pasado unos meses, pero el murciano parece ahora un tenista más maduro y más estable de cabeza. Si la semifinal se analizara desde la lógica, Alcaraz sería el claro favorito por su juventud, su tenis y su momento. Pero dicho está: con Djokovic no se puede aplicar la lógica habitual.
11-0 con Fritz
Su leyenda juega con él en muchos momentos. A Fritz le había ganado los diez duelos previos y eso es una losa, pero este parecía el momento ideal del estadounidense. Tuvo sus oportunidades, cómo no, pese a que comenzó el duelo con una rotura y ya fue ese primer set a remolque. Cuando a Djokovic le tocó cerrar, le costó. Hasta cinco oportunidades de break tuvo el californiano con 5-4 abajo, y las desperdició todas. La rotura del norteamericano no llegó hasta la duodécima oportunidad, cuando empezaba a estar desesperado, pero tampoco le sirvió para llevarse el segundo parcial.
Bronca con el público
Lo que no cambia en Novak Djokovic a lo largo de los años es su relación de amor-odio con el público. La Arthur Ashe es una fiesta en el horario nocturno, puro golferío, desde siempre, Nole lo sabe, pero se enzarzó con los aficionados igualmente. Les mandaba besos, puso sonrisas irónicas e incluso discutió con el juez de silla porque no les mandaba callar lo suficiente. Eso le puso a los espectadores en contra, y celebraban hasta cuando fallaba un primer saque. Pero después le aplaudían los buenos puntos, y el tenista serbio ya se rindió en plan: “Haced lo que queráis”. La discusión con el árbitro sí le descolocó y le puso en desventaja en un tercer set en el que Fritz se vino arriba.
Nole, de siempre, juega con todo. Durante el encuentro hace estiramientos exagerados, para que le vean, para que piensen que le puede pasar algo. Muestra síntomas de fatiga, que seguro que la tenía, pero mejor que el rival le vea y le dé vueltas a la cabeza. Nunca se va del todo de los partidos, por muy cansado que esté o por mucho que se enrede con el público o con su banquillo. Lo que sí cambió ante Fritz fue la forma de jugar. Durante mucho rato, más o menos podía con los intercambios largos. Después, decidió ir más directo, y durante gran parte del cuarto set utilizaba el saque-red en sus juegos de servicio. El momento de ponerse sólido fue con 5-4 a favor y saque de Taylor. Mucha presión para su oponente. Bolas dentro de Novak, sin regalos, y 15-40. Todavía resistió Fritz, con algunos de los mejores puntos del partido. Parecía agarrarse, remontó esas dos primeras bolas definitivas, pero a la tercera, sucumbió de forma cruel, con una doble falta.
Otra vez Djokovic levantaba los brazos, como las diez anteriores. No está en su prime, que dirían los jóvenes, pero parece que podría seguir ganando toda la vida.