Nueva York

Nadal lo gana todo

El mejor jugador del mundo en 2013 ratificó en Cincinnati que atraviesa la mejor temporada de su carrera. Ya es el número dos de la ATP

Rafa Nadal celebra su triunfo en la final ante el estadounidense John Isner
Rafa Nadal celebra su triunfo en la final ante el estadounidense John Isnerlarazon

En el año 2005, Nadal ganó once títulos. Esta temporada ya acumula nueve, pero la fiabilidad que ha alcanzado en todas las superficies no tiene comparación con la del año de su explosión. Ha jugado once torneos, ha disputado diez finales, ha ganado nueve títulos, entre ellos 5 Masters 1.000 y un «Grand Slam»... Casi todo lo que ha jugado lo ha ganado. Los números de Rafa resultan mareantes cuando todavía tiene casi tres meses de competición por delante. A Isner le tocó sufrir la nueva versión de Rafa sobre pista dura. Acorta los puntos, sirve mejor que nunca y llega a los «tie-breaks» y los resuelve con una consistencia mental a prueba de bomba. Las victorias en Montreal y Cincinnati le colocan en la «pole» para el inminente Abierto de Estados Unidos. Y no sólo eso. Rafa amanecerá hoy como número dos. El asalto al número uno de Djokovic será a partir del día 26 en Nueva York.

«Ganar dos torneos consecutivos en pista dura, dos Masters 1.000, jugar al nivel al que lo he hecho y en un año problemático por la lesión en la rodilla supone vivir momentos muy emocionantes. Además de un título importante, esto significa lograr muchos puntos y me da un margen importante. Hay un objetivo de estar ahí (como número uno), es posible y voy a intentarlo hasta el final», aseguró Nadal en Televisión Española nada más liquidar a Isner. Es un nuevo Rafa, no sólo sobre pista dura, también al hablar sobre un tema del que habitualmente no tiene ganas de comentar nada. Toni Nadal siempre asegura que él prefiere ganar grandes torneos antes que acumular semanas en el número uno. Su sobrino piensa lo mismo, pero ya que el número uno se ha situado a su alcance, pues...

Isner fue un rival tan complicado como se preveía. Si al gigantón (2,06) estadounidense le funciona el servicio, sólo queda tener paciencia y no fallar con el servicio. Rafa tuvo paciencia, mucha paciencia. Supo esperar su momento y salvar las tres pelotas de set que tuvo Isner en la primera manga. Dos fueron en el duodécimo juego; la tercera, en el «tie-break». Nadal no perdonó en la tercera que tuvo. El segundo set tuvo un desarrollo similar, aunque en el desempate la diferencia mental pesó mucho más que el tenis y la resistencia de Isner desapareció. «Me he llevado la victoria ante un jugador que me sorprende que no esté luchando por estar en el Masters porque es uno de los más incómodos que hay y se merece estar en las primeras posiciones», aseguró Rafa. Sus sensaciones para el último «Grande» de la temporada no pueden ser mejores: «En Montreal disputé un buen torneo y eso me dio confianza. El primer partido aquí jugué muy bien y he ido a mejor. He jugado a un nivel muy alto de tenis». Con el vigésimo sexto Masters 1.000 de su carrera en el bolsillo, el Abierto de Estados Unidos y el número uno ya son los siguientes objetivos.