Economía

“Las empresas tenemos que tener la mente en las personas y el planeta”

Foro Responsabilidad Social Corporativa en LA RAZÓN El compromiso de las compañías para minimizar su impacto medioambiental y beneficiar a la sociedad es clave para un desarrollo sostenible

El objetivo es conseguir que todos los empleados piensen en el impacto social de sus decisiones
El objetivo es conseguir que todos los empleados piensen en el impacto social de sus decisioneslarazonLa Razón

En el calendario de las empresas hay una página marcada en rojo, la del año 2030. Por delante tenemos (organizaciones y empresas) toda una década para aplicar los compromisos y actuaciones de los que se ha hablado durante la Cumbre del Clima. A pesar del sabor agridulce que deja la COP25, una cosa tiene que quedar clara para las empresas, no se trata de simple filantropía. Es nuestro futuro. Por este motivo es necesaria la labor que realizan instituciones como Pacto Mundial, que trabaja para que cada vez más compañías incluyan entre sus prioridades el cumplimiento de la Agenda 2020. “No habrá empresas prósperas sin un entorno próspero”, comentó Vanesa Rodríguez, directora de Comunicación de la iniciativa promovida por la ONU durante el foro “Responsabilidad Social Corporativa”, organizado por LA RAZÓN. Se trata de hacer ver al tejido empresarial que los Objetivos de Desarrollo Sostenible son una oportunidad de negocio. Prueba de ello son los cerca de 200.000 puestos de trabajo que se crearán de aquí a 10 años gracias al impulso de las energías renovables, según los datos que aportó Vanesa Rodríguez.

No hay que olvidar que las empresas tienen que ganar dinero, pero también es cierto que necesitan el largo plazo que les da la responsabilidad social. En ese sentido, Sergi Loughney, “chief Reputation Officer” de Abertis, reclamó un marco de juego y una Ley de Mecenazgo que permita a las compañías entrar de lleno en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Con una nueva regulación, las empresas podrían destinar entre el 3 y el 4% de sus beneficios a una gran educación social-medioambiental, cultural, ética y sostenible. En el mundo empresarial, una labor pedagógica pasa, irremediablemente, por las escuelas de negocios. “Hay que inculcar a los futuros directores ejecutivos los valores de sostenibilidad y ética medioambiental”, explicó Loughney.

Pero los responsables de defender los temas de desarrollo sostenible en las empresas también tienen tareas pendientes. Es imprescindible “dejar de aceptar todo lo que nos viene impuesto y empezar a tener un pensamiento muy claro en las personas y en el planeta”.

Hace tiempo que Suez ha dejado de hablar de Responsabilidad Social Corporativa. El grupo experto en suministro de agua y gestión de residuos prefiere hacerlo de desarrollo sostenible y de la integración en su modelo de gestión. Abastece de agua potable a más de 100 millones de personas, pero consumiendo la menor cantidad de recursos posible. “Somos conscientes de que nuestra actividad tiene un impacto importante y de que debemos ser capaces de gestionar de una manera más sostenible”, explicó Gustavo Calero, director de Desarrollo Sostenible de Suez. El objetivo es conseguir que todos los empleados, desde directivos hasta operarios, piensen en el impacto social y medioambiental de sus decisiones. Para Calero “es muy fácil de decir, pero difícil de hacer”, ya que supone un cambio cultural de la sociedad.

En las grandes corporaciones es clave la existencia de una política de responsabilidad social que marque el camino que se ha de seguir. El Consejo de Administración de Naturgy aprobó un plan sostenible con ocho compromisos, entre los que se incluye la excelencia en el servicio, el compromiso con los resultados y el interés por las personas, según indicó Antonio Fuertes, su director de Reputación y Sostenibilidad.

Uno de los grandes cambios que ha habido en los últimos años es “la incorporación del mundo financiero”. Desde ese punto de vista, para Fuertes la confluencia entre estos dos mundos “ya está empezando a dar resultado”. A su vez, nos encontramos en un momento en el que la dicotomía entre beneficios y responsabilidad social corporativa «se está empezando a desmoronar como un azucarillo en el café».

Por su parte, Borja Martínez Comenge, director de Responsabilidad Social Corporativa de Hawkers, puso en valor la tarea de concienciación que realizan en redes sociales las empresas con un tipo de cliente joven. Pero el desarrollo sostenible no consiste únicamente en difundir las ventajas de la responsabilidad social. Hawkers está cambiando su sistema de producción para comenzar a utilizar materiales biodegradables en sus gafas.

Uno de los factores del desarrollo sostenible es la transición hacia una energía verde. En este campo, Viesgo es un actor importante porque pueden contribuir a la electrificación de la economía con sus instalaciones renovables. Sin embargo, sería un error centrarse únicamente en la huella que dejan las empresas en el planeta, “también es cómo afectas a la sociedad y a tus empleados”.

Cuando hablamos de Objetivos de Desarrollo Sostenible, nos referimos a cambios en la sociedad y, “detrás de un cambio, están las personas”, indica Alejandra Moyano, responsable de Acción Social y Territorial de Madrid de CaixaBank. Desde la entidad consideran que en ese compromiso social es fundamental llevar una educación financiera a aquellos que lo necesiten, como personas con alguna discapacidad o ancianos que ni siquiera saben qué es una tarjeta de crédito.