Coronavirus

Más industria e innovación para amortiguar la crisis que viene

La digitalización y las tecnologías de la información están jugando un papel destacado en el confinamiento que ha provocado el Covid-19

Polos de electricidad
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Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación son motores fundamentales del crecimiento y el desarrollo económico. La inversión en infraestructuras y la innovación constituyen unos de los 17 objetivos globales de la nueva Agenda para el Desarrollo sostenible de la ONU, en particular el número 9.

Son muchos los retos que quedan por delante y más teniendo en cuenta que las infraestructuras básicas, como las carreteras, las tecnologías de la información y la comunicación, el saneamiento, la energía eléctrica y el agua, siguen siendo escasas en muchos países en desarrollo. Como muestra, algunos de los datos que presenta la ONU: entre 1.000 y 1.150 millones de personas carecen de acceso a servicios de telefonía fiables. En todo el mundo, 2.500 millones de personas carecen de acceso a servicios básicos de saneamiento y casi 800 millones de acceso al agua. En los países en desarrollo, apenas el 30% de la producción agrícola se somete a procesamiento industrial. Asimismo, en algunos países de bajos ingresos del continente africano, las limitaciones de infraestructuras reducen la productividad de las empresas en alrededor del 40%.

El trabajo en la industria

Por otro lado, cada trabajo en la industria crea 2,2 empleos en otros sectores. Por eso promover una industrialización inclusiva y sostenible de aquí a 2030, aumentar significativamente la contribución de la industria al empleo y al producto interno bruto, de acuerdo con las circunstancias nacionales, y duplicar esa contribución en los países menos adelantados, forman parte del ODS 9. En la actualidad, el valor agregado de la industralización per cápita es solo de 100 dólares en los países menos desarrollados en comparación con los más de 4.500 dólares en Europa y América del Norte. Ya no son solo los gobiernos los llamados a trabajar en la consecución de estos objetivos, en este nuevo escenario han entrado en juego otros actores como la sociedad civil, las instituciones educativas y las propias empresas.

El mandato del Pacto Mundial de Naciones Unidas es precisamente el de ayudar a estas últimas a contribuir a la consecución de la Agenda 2030. En este sentido, una de las principales labores que ha estado realizando la Red Española del Pacto Mundial durante estos últimos cuatro años ha sido la de fomentar acciones por parte de las empresas españolas para contribuir a la Agenda. Mientras que el ODS 9 no tiene un peso muy relevante a nivel internacional, entre las compañías españolas, está entre los más destacados. «Este Objetivo supone oportunidades para el sector empresarial muy claras, porque toca aspectos que le son propios, pero también conjuga el verbo prevenir: evitar que la industria siga impactando negativamente como lo hace ahora», apunta Cristina Sánchez, directora ejecutiva de la Red Española del Pacto Mundial. Ella destaca la trascendencia de este objetivo por cómo aborda la importancia de la innovación. «Hacer más con menos es uno de los mantras de la Agenda 2030, se necesita para todo y es un cambio base necesario para alcanzar los ODS. Innovación entendida en sentido amplio, una nueva manera de hacer las cosas». Y por último y fundamental: en este Objetivo se contiene de manera expresa la digitalización y las tecnologías de la información. «Algo muy relevante en esta nueva coyuntura de incertidumbre que se ha abierto abierto a raíz de la pandemia del Covid-19, donde la digitalización está poniendo solución a situaciones de aislamiento», señala la directora ejecutiva de la Red Española.

El precio de la inacción

¿Cuál es el precio de la inacción? El precio es exorbitante, dicen los expertos. Poner fin a la pobreza sería más difícil, habida cuenta del papel que desempeña la industria, como motor principal de la agenda mundial para el desarrollo, en la erradicación de la pobreza y en la promoción del desarrollo sostenible. «Los impactos negativos generados de seguir con los mismos procesos industriales, de no invertir en investigación o de no facilitar las tecnologías a todas las sociedades y empresas es un lujo que no nos podemos permitir. Por ejemplo, en España, la industria es el segundo sector más contaminante (un 19% de las emisiones), según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y sabemos que nuestro nivel de gases de efecto invernadero necesita ser abordado urgentemente. Además, en este contexto mundial que atravesamos ahora, tenemos que apostar por la innovación como respuesta y los avances tecnológicos y la investigación también son esenciales para encontrar soluciones permanentes a los desafíos económicos y ambientales».

Por otro lado, el ODS 9 está pensado para repercutir de forma directa sobre el aumento de la productividad y los ingresos a nivel global. Y, asimismo, mejorará el acceso a la atención sanitaria y a la educación, además de ayudar a proteger nuestros ecosistemas y recursos naturales. «Hay que apostar por todos los ODS, pero en concreto en el caso del 9, tenemos que servirnos de sus metas para amortiguar la crisis que se avecina» concluye Cristina Sánchez.