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Las cuentas de Sánchez llegan superadas a Bruselas

El FMI prevé que el déficit de 2020 desborde en 35.000 millones el previsto por el Gobierno. España no se recuperará de la crisis de la Covid hasta 2025, cuando el paro vuelva al 14%

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ayer, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados
La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ayer, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los DiputadosLuis DiazLa Razón

La Comisión Europea recibe hoy el plan presupuestario del Gobierno para su escrutinio. Una revisión con lupa no tanto porque estos incorporen ya 27.000 millones de los fondos europeos o porque el desajuste entre ingresos y gastos sea descomunal, al fin para eso se han suspendido las reglas fiscales y el límite de gasto no financiero (techo de gasto) de los nuevos presupuestos, sino porque pese a la inversión prevista de 72.000 millones de euros entre 2021 y 2023, a España no le salen los números. El recelo no surge tanto del límite de gasto no financiero del Estado, de 196.097 millones de euros, un 53,7% superior al aprobado en febrero y el más alto de la historia, por encima de los 182.439 millones de la anterior crisis de 2010, y que incluye transferencias extraordinarias a las regiones (13.486 millones) y a la Seguridad Social (18.396 millones) y parte de los fondos europeos (27.436 millones). La preocupación es que el nuevo cuadro macroeconómico en el que se sustentan todas las cuentas nace rebasado por los acontecimientos. Y es que el Gobierno de Sánchez ha elaborado las previsiones más optimistas sobre la evolución de la economía española de todas las conocidas.

La última institución internacional en advertirlo fue el Fondo Monetario Internacional, que considera no solo que la caída del PIB de España para este año será mucho mayor de lo que Madrid vaticina, sino que en el desajuste previsto de sus cuentas hay un agujero aún mayor.

El Gobierno celebró que la previsión del FMI en 2021 para la economía española coincida con la suya. La ministra de Economía, Nadia Calviño, defendió ayer en el Congreso de los Diputados que el cuadro macroeconómico se ha hecho con «rigor, prudencia, seriedad y responsabilidad».

Pero que el FMI avance que España liderará el crecimiento de la eurozona el próximo año, con un 7,2% de crecimiento de su PIB por el 7,1% que prevé el Ejecutivo, solo tiene una explicación: el monumental batacazo de su economía para este año, que el Gobierno prefiere obviar y que será aún mayor de lo que pronostican Sánchez y sus socios, ya que el FMI estima un hundimiento del 12,8%, superior al 11,2% que considera La Moncloa.

La actualización ayer de los datos del organismo internacional desbordan todas las estimaciones del Gobierno y suponen un jarro de agua fría para los intereses electorales de Sánchez, ya que el descalabro por la gestión de la crisis sanitaria y económica impedirá que la economía española recupere los niveles precovid hasta 2023, pero solo parcialmente. Porque la tasa de desempleo no volverá a los datos previos a la pandemia hasta 2025, cuando se llegará al 14,2% de paro por el 14,1% de 2019.

Según las proyecciones del FMI, Sánchez concurrirá a las elecciones de 2023, si no hay contratiempos para la coalición, con un 119,3% de deuda sobre el PIB y un déficit aún disparado en el 4,7%. El paro rondará el 15% de la población activa y la economía apenas habrá recuperado el terreno perdido en 2020.

Buena parte de culpa de este negro panorama lo tiene el incremento del gasto en respuesta a la pandemia. El déficit se disparará al 14,1%, desde el 2,8% del año pasado, según el FMI. Esto supone 2,8 puntos más de PIB que la previsión de déficit para este año del Gobierno, un desfase de algo más de 35.000 millones de euros.

El pronóstico del FMI es que los desajustes contables del Estado se reduzcan en 2021 gracias al rebote de la economía, pese a lo cual el déficit será del 7,5% del PIB, rebajándose al 5,8% un año después y al 4,7% en 2023, pero incrementándose hasta el 4,4% en 2025 desde el 3,9% previsto para 2024, según el «Fiscal Monitor» del FMI.

En consecuencia, el endeudamiento que afrontan las futuras generaciones tardará lustros en volver a los niveles precovid. La deuda pública española escalará a niveles históricos al alcanzar el 123% del PIB en 2020, frente al 95,5% del año pasado, desde donde bajará gradualmente al 121,3% en 2021 y al 120,4% un año después, aunque tras caer al 119,3% en 2023 y al 118,1% en 2024, la institución advierte de un repunte hasta el 118,8% al final del horizonte de sus proyecciones en 2025.

El repunte del crecimiento tras el desplome del 12,8% de este año quedará para 2021 en ese 7,2%. Para los siguientes años, el FMI prevé avances más moderados: el PIB español crecerá un 4,5% en 2022 y un 3,4% en 2023, moderando su expansión al 2,8% un año después y hasta el 1,4% en 2025.

En cuanto al número de ocupados, España pasará de los 19,77 millones del año pasado a 18,81 millones en 2020, recuperando los 19 millones de trabajadores para 2022, última fecha estimada por el Fondo.

La situación de España no es un caso aislado. Según los cálculos del organismo, el desequilibrio fiscal de Francia cerrará 2020 con una deuda del 118,7% del PIB, Italia en el 161,8% y Estados Unidos en el 131%, por encima de España. La diferencia es que la recuperación prevista para esas economías será más robusta y se prevé que sus desajustes se atenúen con mayor rapidez que en España.