Economía
Sangría fiscal en plena crisis
Las cuentas públicas, las más expansivas de la democracia en un momento de profunda recesión, confían su suerte a los fondos europeos y a una mayor recaudación por un alza generalizada de impuestos
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias escenificaron ayer en una breve comparecencia institucional a primera hora de la mañana en La Moncloa la unidad y el consenso conseguido en torno a los Presupuestos Generales del Estado de 2021, después de que horas antes se desatara la tormenta perfecta sobre las negociaciones entre los partidos de coalición que sustenta el Gobierno, Unidas Podemos y PSOE. Al final, las desavenencias se superaron y la distancia que les separaba se acortó sólo con el objetivo de conseguir que el Consejo de Ministros aprobara unas cuentas trascendentales para España, pero también para la supervivencia del Gabinete de Sánchez. Con el punto de mira en la consecución de este fin, los socialistas claudicaron ante todas las exigencias puestas encima de la mesa por el vicepresidente segundo del Gobierno.
Sin embargo, sobre estos Presupuestos, que este miércoles entrarán en la Cámara Baja para su tramitación parlamentaria, sobrevuelan varias incógnitas. La primera y, sin duda, crucial, cómo se van a financiar estas cuentas, las más expansivas de la historia reciente de la democracia. El Ejecutivo prácticamente confía la suerte de las mismas a una recuperación en uve asimétrica de la actividad, que tenga su reflejo en un alza de la recaudación impositiva, como consecuencia de una subida del PIB de hasta el 9,8% y de un incremento generalizado de los impuestos bendecido ayer por el Gobierno. La suma de ambos elementos permitirá recaudar casi 34.000 millones más que en 2020, según los cálculos de Hacienda.
Además, este espectacular incremento en el gasto se sufragará en gran parte con los 70.000 millones de euros que percibirá España de los fondos europeos para la reconstrucción del país en la era postcovid-19. Diversas fuentes parlamentarias consultadas por este diario alertan de que estos Presupuestos parten de una premisa errónea, de un cuadro macroeconómico excesivamente optimista para el momento que se vive en toda Europa, inmersa en un tsunami de efectos difíciles de predecir y en medio de una segunda oleada de la Covid-19, cuyas devastadoras consecuencias aún no se pueden estimar.
Por tanto, todas las instituciones, incluido el propio Banco de España, dudan de que se pueda crecer el año que viene al ritmo que prevé el Ejecutivo de Sánchez, con un consumo privado totalmente retraído y atenazado por el temor a la pérdida del trabajo o al contagio por el virus. En este contexto, el Gobierno estima que la inversión crecerá nada más y nada menos que un 15%, frente al varapalo sufrido este año, con una caída del 18,3%. El optimismo gubernamental le lleva a calcular una creación de empleo del 7,2% y una tasa de paro del 16,3% en 2021, frente a las previsiones de la autoridad monetaria, que descartan un descenso de la tasa de desempleo por debajo del 20%.
En este contexto, el Consejo de Ministros autorizó este martes unas cuentas públicas que consagran un gasto total de 383.542 millones, un 33,3% más que en el presente ejercicio. De esa cuantía, 236.331 millones corresponden al gasto no financiero, que representa un alza del 41%. En esta partida se incluye una subida de los salarios de los funcionarios del 0,9% en un escenario de crecimiento nulo de precios, mientras que las nóminas de los trabajadores del sector privado se han recortado en una media del 15%. Las pensiones contributivas también subirán el 0,9% y las no contributivas aumentarán el 1,8%. Las partidas sociales (dependencia, educación infantil, cuidado de mayores, sanidad....) experimentarán en su conjunto un aumento superior al 50% en relación al presente ejercicio.
Según se desgrana el Presupuesto, la duda que vuelve a saltar a la palestra es cómo se financiará. El Gobierno prevé un aumento de los ingresos tributarios del Estado de hasta 121.770 millones, casi un 30% más que este año por el alza del PIB en 2021 y por la subida del IRPF, Sociedades, IVA, Impuestos Especiales, primas de seguros... en un escenario en el que la actividad se ha desplomado por encima del 11% del PIB, es decir, se han ido por la cañería más de 130.000 millones.
La diferencia entre ingresos y gastos arrojará el año que viene un déficit del 7,7% del PIB, un sorprendente descenso respecto a este año de 3,6 puntos. El Estado seguirá a la cabeza del desfase presupuestario, con un 5,2% del PIB en 2021. Mientras, las autonomías y las corporaciones locales registrarán un leve repunte en relación a este año, al situarse en el 1,1% y en el 0,1%, respectivamente. La Seguridad Social, por su parte, disminuirá su déficit hasta el 1,3% gracias a traspasar al Estado parte de sus gastos impropios en 2021.
Es de mi. De entrada, el PP ha expresado su malestar por unos Presupuestos que aumentan los impuestos. La portavoz del PP en el Congreso critica que el Gobierno intente hurtar el debate parlamentario con una tramitación exprés. Elvira Rodríguez, vicesecretaria sectorial de los populares, en declaraciones a LA RAZÓN, advierte que este incremento espectacular del gasto, al final, se tendrá que financiar vía alza de deuda pública y tilda estas cuentas de «ciencia ficción». El PNV, al igual que Ciudadanos, no oculta su recelo hacia unas cuentas que consagran una subida generalizada de tributos.
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