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Bancos, la tregua Pfizer y fusiones
El aumento de la morosidad bancaria por culpa de la crisis derivada de la pandemia extrema las alertas en todo el sector, a pesar de las alegrías bursátiles por la llamada tregua Pfizer, que puede ser solo pasajera

John Maynard Keynes, a menudo cínico, llegó a escribir de los banqueros como «los más románticos y menos realistas de los hombres», según reza una cita poco conocida rescatada por Anthony Sampson, autor de «Los bancos y la crisis mundial», un «best seller» de los años 80 del siglo pasado. Ha pasado mucho tiempo, y todavía más desde que Keynes esparció esa maldad, sustentada en que los banqueros se arruinaban en silencio, junto con sus colegas, sin alborotos, para que nadie pudiera censurárselo realmente. Ahora son también tiempos complejos para los banqueros, que han recibido el penúltimo chute de realidad con la pandemia.
Ahora, por si fuera poco, Elke König, responsable del Mecanismo Único de Intervención europeo (MUR), advierte a los banqueros que se preparen para un incremento acelerado de la morosidad en los próximos meses. No descubre nada, pero es otra voz que se suma a las del Banco Central Europeo (BCE), que preside Christine Lagarde, la de la inmensa mayoría de los analistas y, por supuesto, la del Banco de España, que gobierna Pablo Hernández de Cos.
Nadie se ha atrevido todavía a poner los números encima de la mesa, pero Andrea Enria, presidente del Consejo de Supervisión Bancaria del BCE, algo así como el superpolicía bancario europeo, estima que el volumen total de impagados podría llegar a los 1,4 billones de euros –con «b» de barbaridad»–, de los que 360.000 millones afectarían a los diez mayores grupos bancarios de la Unión Europea.
El temor a que la crisis sanitaria y económica derive en crisis financiera sigue ahí. Bancos y banqueros empiezan a palparse la ropa y las subidas espectaculares de las cotizaciones tras el anuncio de la vacuna de Pfizer se interpreta más como una tregua que como otra cosa. El negocio bancarios sigue complicado con tipos de interés en el subsuelo, las cotizaciones hundidas –incluso tras los calentones de estos días– y una rentabilidad raquítica en el mejor de los casos, cuando no inexistente. En ese escenario, la búsqueda de soluciones –paralela a la reducción de costes, plantilla y oficinas– pasa por las fusiones que, gracias a cierta magia contable, permiten aflorar beneficios.
Todo se explica porque el desplome de las cotizaciones provoca que la capitalización bursátil –precio en el mercado– sea muy inferior a su valor contable y si se produce una fusión –como Caixabank y Bankia– los precios que se acuerdan suelen ser muy inferiores al valor contable. La diferencia entre el pago real –que debería ser cercano al de la cotización–, también si se abona produce un fondo de comercio negativo –«badwill» en la jerga financiera– que genera un beneficio en el banco resultante de la fusión en acciones y el valor contable.
En el caso del proyecto de Caixabank, de Gortázar y Goirigolzarri, con Fainé al fondo y el visto bueno de Nadia Calviño, eso supondrá unos 7.500 millones de euros, que arreglan cualquier cuenta de resultados. Jesús Sánchez Quiñones, consejero ejecutivo de Renta 4, con datos de Bloomberg, elaboró, antes del calentón Pfizer en bolsa, una tabla de los «badwill» de los bancos españoles en caso de ser absorbidos, con resultados espectaculares: Santander, más de 60.000 millones; BBVA, más de 30.000; Sabadell, alrededor de 11.000 y Bankinter, unos 2.000. En el caso de Caixabank y Bankia, las cifras eran 15.000 y 9.500 millones, respectivamente, que, en la práctica, se compensan en parte, pero todavía arrojan un saldo de unos 7.500 millones de beneficio contable, pero beneficio al fin y al cabo. Algo similar ocurre con la otra fusión en proyecto entre Unicaja y Liberbank, en donde esta última entidad «aportaría» un «badwill» que podría superar los 1.500 millones.
El aumento de la morosidad que anuncian tanto König como Enria y la necesidad de ajustes, más en unas entidades que en otras, apuntan de forma inevitable a nuevas fusiones entre entidades financieras, porque parecen la única manera, efectiva, de generar beneficios adicionales en los próximos tiempos. Una forma, imaginativa, de afrontar la crisis que quizá a Keynes todavía podría parecerle más romántica que realista, aunque muchos otros recordarán a Odgen Nash, el gran poeta satírico norteamericano del siglo XX, y su histórica sentencia: «Los banqueros son exactamente igual que las demás personas, solo que más ricos».
La desaparición abrupta de Charlie Marriott
Carlos Catalán Heredero, vicepresidente ejecutivo de AC by Marriott, falleció el martes pasado tras perder de forma abrupta la batalla que sostenía contra el cáncer desde hacía varios meses. Era hijo del empresario Antonio Catalán –que fue quien le puso el sobrenombre de Charlie Marritt–, una leyenda en el sector hotelero, ahora presidente de AC by Marriott, cadena con 150 hoteles propios e integrada en la red mundial de Marriott con 7.000 establecimientos.
Los ERTE que se convertirán en ERE
La crisis económica, más allá de la euforia bursátil –quizá pasajera– tras el anuncio de la vacuna de Pfizer, se ahonda. En España ya hay empresas que han empezado a devolver el dinero de las ayudas de los ERTE, requisito imprescindible para poder despedir a toda o parte de su plantilla. Los números no salen y aumenta la cantidad de empresas que no ven viabilidad, lo que les obliga a un cierre o a una reestructuración muy grande y también costosa. La voz de alarma, más allá de las organizaciones empresariales, la ha dado el secretario general del sindicato UGT, Pepe Álvarez, que prevé lo que él denomina «una avalancha de despidos» en los próximos meses, pero de forma más acentuada a partir de enero, justo después de la campaña navideña en la que algunos ponen sus últimas esperanzas.
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